15.8.06

CIRCULOS EXCENTRICOS

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NOVATO

El camino está libre. Cuando nadie le ve se siente mejor. Al despertar en esa sucia habitación, sin recordar nada, le invadió el pánico. En el lavabo había un cepillo de dientes, pero no sabía si era suyo y le dio yuyu. Así fue como decidió salir fuera y sin razón aparente se asustó al ver a un tipo con pantalones verdes bajar las escaleras. El sujeto le miró con ojos muertos, esa era la sensación, la de ojos muertos...

Pierde la cuenta de los pisos que ha bajado cuando llega al rellano. Abre la puerta y en vez de salir a la calle se encuentra con un gran pasillo acristalado. Los vidrios son esmerilados y no se ve el exterior. Llega al fondo y abre la siguiente puerta. Más escaleras.

Se concentra en sí mismo pero no consigue nada. El vacío que retumba en su cabeza le produce ahogo y angustia. No se atreve ni a subir ni a bajar. Por fin baja.
Está mareado, parece que todo son pasillos, puertas y escaleras. En un arrebato sin sentido, decide bajar pisos sin parar y llevar la cuenta. A los setenta se tumba enfrente de un piso. En la puerta solo pone “f”. Se mete la mano en el bolsillo, y sí, la llave es de ahí. Está en la misma habitación que cuando ha despertado, lo cual es absurdo puesto que ha bajado una infinidad de pisos.
La cama está revuelta, tal como la dejó. En el cuarto de baño sigue su cepillo. Esta vez se lava los dientes y echa una meada de un amarillo oscuro ( será la deshidratación – piensa - ) .
Duerme sin soñar y despierta con sudores fríos. ¡Nada!, sigue sin saber quien es. Se mira detenidamente en el espejo y su cara le resulta anodina. Es un tipo algo calvo, con ojeras, delgado y pudiera ser que amarillo.

Al explorar el desangelado piso no encuentra nada útil. Los pocos y austeros muebles tienen los cajones vacíos. No hay televisión , ni radio. En un pequeño armario ropero encuentra un teléfono y está conectado. Al descolgar se escucha el tono de llamada. No sabe que marcar y se pone nervioso. En posición fetal supera su crisis de ansiedad y vuelve a intentarlo: siete, tres, uno, seis. Nada. Uno, uno, dos.... ¡Nada!. Cero, nueve, uno... ¡Nada!.

Lo deja y se va a la cocina. En la nevera hay embutido. El envase no tiene fecha de caducidad pero huele bien. Sólo hay que encontrar algo de pan.
Tiene ante sí su ¿almuerzo?, ¿cena?. No sin cierta histeria, recorre las habitaciones y levanta las persianas. Todas dan a un patio interior muy angosto. No hay nada que indique si la luz es del sol o artificial.
Sale de su casa y por las escaleras baja el tipo de los pantalones verdes.

- ¡Eh!, ¡oiga! – le interpela.
- ¿Sí? –
No puede evitar pensar en su mirada muerta,
- Se que le parecerá raro, pero ¿me podría decir si me conoce?
- No
Le viene a la mente la siguiente disyuntiva; ¿le habrá dicho: no, no puedo decírselo o no, no le conozco?
Decide seguir al de los pantalones verdes. Tampoco tiene otras cosas que hacer.

El individuo, después de bajar dos pisos, se dispone a entrar en el que tiene la letra “v”.
- ¡Por favor! – le para
- ¡Ah!, es usted otra vez. Ya le he dicho que no le conozco. El mundo es muy es grande.
- ¿Cómo se sale a la calle?- le pregunta desesperado.
- No le entiendo. ¿Qué quiere decir?.
- ¿Cómo se sale fuera de este gigantesco edificio?.
- Vale, ya le entiendo. No se sale, este edificio es infinito, al menos eso creo.
- Estoy confuso. Me he despertado esta mañana con amnesia ¿o fue anteayer?... Sé cosas, pero no estoy seguro de ello hasta que me vienen a la mente. ¡Es horrible!. Algo me dice que lo que me ocurre no tiene ningún sentido. – El sudor vuelve a perlar su frente.
- Bueno, no se preocupe. La verdad es que no sé muy bien que es lo que le pasa. Aquí siempre hemos estado la señora “a” y yo que soy “v”. Al parecer, tenemos a “f” que es usted. Lo normal es “v” y “a”, así que supongo que debería ser yo el contrariado por encontrarme con un “f”. Lo que ocurre es que tengo bastante flema y no me asombro de nada. Lo único que espero es que esto no se llene de letras. Rompería mi rutina, y para mi eso es importante. Le ruego que en el caso de que usted exista por aquí, a partir de ahora, no me vuelva a importunar. Haga lo que quiera por que no pienso hacerle caso. – dicho eso, entra en su casa y echa el pestillo.

“f” se ha quedado de piedra. No tiene sentido. Baja dos pisos y encuentra su puerta. En vez de entrar, vuelve a subir a la casa de “v”, pero resulta ser la suya, “f”. Se encoge de hombros y entra. Todo está como lo dejó. Descuelga el teléfono y sosteniendo la tecla “#” marca el número dos, bajo el cual están las letras “abc”.
- Diga – responde una voz femenina.
“f” se queda unos segundos callado, no pensaba que fuera a funcionar.
- Ho-hola, soy “f”...
- Hola, soy “a”. Usted dirá.
- ¿De qué va esto?. Me he despertado con amnesia. No se quien soy.
- ¿Cree que soy imbécil?. Usted es “f”. ¡Me lo acaba de decir! – le contesta con indignación.
- Ya pero... ¿Podríamos quedar para charlar cara a cara?.
- ¡Por supuesto que no!
- ¿No habla nunca con “v”?
- ¿Para qué?. Nunca hemos necesitado nada. Usted tampoco necesita nada. Supongo que tiene nevera, lavadora, ducha y despensa, ¿no?.
- Si...
- ¡Pues entonces!. ¿Qué narices quiere? – le interrumpe.
- Quiero hablar con alguien, entender de que va esto.
- Señor “f”, no entiendo que quiere entender. No hay nada que entender. Si yo me preocupara de dar explicación a todas las cosas me volvería loca. Yo no sé por que hay baldosas, ¿lo sabe usted?. Yo no sé por que existe el agua, ¿lo sabe usted?. No se puede procurar entender lo que no tiene explicación.
- Pe-pero, tiene que haber algo ahí fuera.
- ¿Qué quiere decir con fuera?. Y en caso de existir “fuera” , ¿También me preguntaría porqué hay un “fuera”?. Mire señor “f”, déjeme en paz. – Una cabreadísima “a” cuelga el teléfono.


VETERANO

“f” decidió llevar la cuenta de los “días”. Su única referencia eran los ciclos de sueño. La nevera siempre tenía comida y algo le decía que aquello no era normal. Con el tiempo fue racionalizando las cosas y empezó a comprender que él no era nadie para decidir qué era normal y qué no. ¡Tenía gracia!. Él, un amnésico, diciéndole a “a” y a “v” lo que era lógico y lo que no.
Había apuntado cien mil trescientos veinte ciclos de sueño. De vez en cuando se cruzaba con “v”. Evidentemente no se decían nada. “f” ya se iba centrando y comprendía que era absurdo. Uno come si tiene hambre, pero hablar con “v” no le lleva a ningún sitio. Ni a “f” ni a “v”.


Una mañana vio a “a”. Era lógico que se cruzaran poco. “a” vivía en una puerta del pasillo, no en la de los pisos. Subiendo y bajando escaleras era difícil encontrarse. Tenía ya claro que era lógico que por mucho que caminara escaleras arriba o abajo, siempre tuviera a su casa cerca. No sabe porqué durante un tiempo le pareció raro que si bajaba muchos pisos, su casa estuviera a dos pasos. ¿De dónde sacó esas ideas?. ¡Joder!, si encima era amnésico. Ahora “f “ era normal.


Otro día, en el ciclo un millón doscientos, la letra “v” apareció en el suelo. Llevaba cientos de ciclos sin ver a “v”, finalmente comprendió que “v” ya no estaba. Nunca se cansa uno de aprender y supuso que eso formaba parte de las cosas. De repente uno ya no está. Ahora son “a” y “f”.


Su libreta de apuntar ciclos marcaba el billón justo. “f” salió de su casa como todos los días y por el rabillo del ojo vio a un tipo con el rostro desencajado que se le acercaba.
- ¡Por favor!, ¡necesito ayuda!. Me he despertado... – “f” le paró el discurso.
. Escúcheme atentamente. Yo soy “f”. Aquí sólo estamos “a” y yo. También estuvo “v”, pero ya no. Ahora está usted, que ni sé quien es ni me importa. No haga preguntas. Las preguntas salen de su estupidez. ¿Le gustaría que le preguntara porqué tiene orejas en la cabeza?. Es una tontería. Es un hecho que usted tiene orejas. Esa es la respuesta. Las respuestas están en los hechos, no más allá de los hechos. Fíjese en la lógica. Una silla está en la silla, no más allá de la silla. Más allá de la silla podrá estar una mesa, pero no la silla, es evidente, ¿no?. Pues entonces, antes de que me siga importunando, medite en lo siguiente:
Si una silla es una silla, ¿porqué busca su significado más allá de la silla?. Por lo tanto, no me pregunte porqué hay una silla, porqué tiene sueño, ni nada por el estilo. El porqué de la silla es la silla. Las respuestas están en los hechos. Cuando entienda eso comprenderá todo . Con base en esta lógica, su mundo será armonioso con la cordura, si no puede volverse loco. Usted está aquí, por que es evidente que lo está. Si me pregunta porqué está aquí, ¿que quiere?, ¿qué me invente algo más allá de su estancia aquí?. ¡Coño!, si está aquí, es por que está aquí. – “f” hizo una pausa pero vio que el sujeto no le acaba de entender.
- Mire – continuó “f” - , probablemente se ha despertado con amnesia y está confuso. Es normal que al no reconocer su entorno se vea desorientado. Descubra las cosas por usted mismo. ¿Cree que yo puedo ver algo que usted no?. Pues no es así, yo veo lo mismo. No me alarmo por que ya reconozco las cosas. Cuando usted vea su nevera y haya comprendido que lo es, no necesitará preguntar porqué es una nevera, evidentemente es una nevera por que no es un grifo. Si entiende que una cama es una cama, vaya un poquito más lejos y entenderá que usted es usted. Es muy simple, si usted ya sabe que es usted, ¿porqué me pregunta a mi porqué usted es usted?. ¿Qué quiere que le diga, que usted es una botella?. ¿Sería más feliz si le dijera que es una botella?. Es absurdo, usted sabe que no es una botella. ¿Porqué se hace el imbécil entonces?. Imagine que a una pregunta por el porqué de las escaleras yo le contesto que bla, bla, los escarabajos, bla bla. Me iría más allá de la escalera. Más allá de la escalera no está la escalera, está esa puerta. La escalera no es una puerta, ¿porqué quiere usted que una cosa sea otra?. Pregúnteselo. Verá que es ridículo . La explicación de las cosas está en las cosas. Si se va a otra cosa tendría que preguntarse lo mismo sobre esa otra cosa y así sucesivamente hasta el infinito. Bajo esa lógica la respuesta a cualquier asunto sería el infinito. Como el infinito es inaprensible para nuestra mente, no tiene sentido explicar las cosas con algo que no entendemos... luego lo más lógico y comprensible es situar la explicación en el hecho. Usted está aquí. ¿Le jode?. Pues me parece muy bien, pero no me venga con que quiere saber el porqué. Usted ya lo sabe, lo que ocurre es que le molesta. Pues mire señor mió, ¡váyase a la mierda!. ¿Porqué?. Pues por que es lo que le gusta: ir más allá. Fin de la conversación.

EVOLUCION

“f” se siente mejor después de haber alejado a aquella perturbación de su universo. Con lo fácil y sencillo que es todo no entiende como un día le pudo pasar lo que a ese sujeto. Debe ser un efecto secundario de los despertares amnésicos. El efecto secundario de comer es cagar, seguramente el de despertarse amnésico es pretender que una silla sea una mesa, etc. En fin, se le ha ocurrido que si entra en casa de “a” será un hecho que estará dentro, y que si luego hace algo, ese algo también será un hecho. Es un hecho que además de entender tan bien el porqué de las cosas, uno puede ser ,además , creativo.
Tres son multitud, habrá que fijarse en la letra del nuevo inquilino y arrancarla. Acaba de descubrir un concepto nuevo, se llama asesinato. Suena bien, y será un hecho cuando lo haga. ¿Porqué estoy muerto?, le preguntara el nuevo. Estás muerto por que no estás. “f” es consciente de que ha hecho un chiste por que la explicación al porqué de una silla es que la silla es silla. Sin embargo, la explicación de la muerte de alguien es que ese alguien no es. ¡Es absurdo!, ¡ja, ja!. Por un momento a “f” le parece que el hecho de que una cosa se pueda explicar por su no existencia contradice su ordenada visión del mundo, pero no pasa nada: Un absurdo y un contrasentido siempre lo serán por que lo son. Con esto se cicatriza cualquier vació que pudiera haber en el sentido de las cosas.


EXTRACTO DEL DIARIO DE FERNANDO PI, CONDENADO A MUERTE POR EL ASESINATO DE GUSTAVO Y LA VIOLACION DE ANDREA. ES SOSPECHOSO DE LA DESAPARICION DE VALENTIN. EL JUEZ DEJO LAS MARCAS DE SUS TENTACULOS EN EL DOCUMENTO DE METANO TRAS DESCARTAR ENAJENACION MENTAL. EL FALLO DICTAMINABA QUE FERNADO SABIA LO QUE HACIA POR QUE SU LINEA DE PENSAMIENTO ERA LOGICA. INCOMPRENSIBLEMENTE SE AHORCO EN SU CELDA CON SUS TENTACULOS TRAS HABERSE EXTRAIDO TRES DE SUS CINCO OJOS. EL JUEZ PENITENCIARIO DICTAMINO A SU VEZ QUE NO HABIA CRISIS MENTAL EN AQUELLO: SE ARRANCO TRES OJOS POR QUE SE ARRANCO TRES OJOS, SI SE HUBIERA ARRANCADO TRES OJOS POR QUE SE HABIA ARRANCADO SEIS... LA COSA TENDRIA MIGA, JUR, JUR, JUR.

EN LA PISCIFACTORIA DE ABEL, A 2 DE MARZO DE 1001.