29.12.06

EL CUERVO

cuervo


El señor Flint se dirige al hipódromo. En las gradas divisa a Mac Lummen, quien dicen que es el mayor experto en caballos de todo Londres. Flint se arma de valor y decide hablar con el.
- Señor Mac Lummen - le interperla.
Mirando con indiferencia el cielo parece pasar de él como del estiércol.
- Señor Mac Lummen - esta vez se mete la mano en el bolsillo, con lo que hace sonar sus chelines.
Ahora, la vista del sujeto se posa entre escéptica y divertida en Mr Flinnt.
- ¿Quiere decirme algo?
- Esto... Se comenta que es usted el más entendido de caballos de todo Londres y...
- Perdón, perdón - le interrumpe - No entiendo nada de caballos, yo entiendo de suerte. La gente paga mucho por esa información.
- Tengo veinte chelines y otros tantos para apostar.
Mac Lummen se lo piensa y asiente.
- Está bien, allí va la información del día. Tiro Largo es el caballo con más suerte de la carrera de esta tarde.

Comienza la carrera. Tiro Largo sale en primera posición. La última vuelta está a punto de terminar. En el cielo una gaviota decide suicidarse. El pajarraco le cae sobre la cabeza y Tiro Largo se desmorra a un centímetro de la meta. De entre los setos asoman los pies del jinete pataleando de forma cómica.
En la cantina, el Señor Mac Lummen está invitando a cerveza a sus amigos con el dinero de Flint. Éste está furioso y cuando lo ve se dirige hacia él maldiciendo.
- ¡Mac Lummen!, me dijiste que Tiro Largo era el caballo con más suerte hoy.
- ¿Y te dije acaso que fuera buena? - toda la parroquia rompe en carcajadas.
El señor Flint pone cara de lunático. Se acerca despacito a Mac Lummen y le pregunta susurrando:
- ¿Quien es el que tiene más suerte de esta cantina?.
- Yo, por supuesto. - Contesta Mac Lummen sin inmutarse.
El Sr Flint saca su cuchillo y se lo intenta clavar al adivino en el abdomen. Se ha equivocado y lo ha cogido por el filo. Al golpear con el mango en la tripa, se corta la mano hasta los tendones. Sale corriendo de la cantina y resbala sobre un montón de estiércol. El Sr Flint tiene mucha suerte.


Dieter Lübeck tiene las pelotas congeladas. No es broma, es de verdad. Sabe que el color debe ser entre lila y blanco. En esos momentos no puede evitar acordarse de Frank alias "el cuervo". El mote es una cosa que queda entre su imaginación y él. Ambos son de la promoción del 32. Cuando entraron el la policía urbana Frank se apresuró a formar parte del Partido. Dieter tenía la esperanza de que el payaso no llegara nunca a tomar el poder, claro que entonces todavía era estúpido y tenía esperanza en que Alemania le parara los pies. Para esas cosas , el camarada Frank siempre tuvo más vista.
Desde el comienzo, a Dieter le tocaba lidiar siempre con los asuntos más escabrosos y desagradables de la policía. Frank, en el año 35, ya trabajaba cómodamente en la Cancillería de labores administrativas. Vamos, sin dar golpe.
No fue hasta el 40 en que volvió a encontrarse con Frank. Entonces empezó a rondar por su cabeza la idea de que ese tipo era un pájaro de mal agüero, don malas noticias. Dieter acababa su ronda y se dirigía por la Applestrasse hacia su pensión.
- ¡Qué pasa Dieter! - escuchó a sus espaldas.
Allí estaba Frank, con su cazadora de cuero negro y esa sonrisa entre cínica y burlona.
- Hombre... Frank, cuanto tiempo - le contestó Dieter con cara de fastidio.
- Ya te has enterado ¿no?. - sonriendo, siempre sonriendo. O riéndose de Dieter, que nunca se sabe.
- ¿Enterarme?, ¿de qué?.
- De que disuelven vuestra unidad y os envían al frente.
- ¿Pero qué dices?. Yo soy funcionario de policía , como tú. Alguien tiene que serlo.
Frederick le hizo un gesto negativo con la cabeza.
- No, estas funciones las asumiremos nosotros. Pensaba que ya teníais la notificación.
- ¿Y porqué a mi y a ti no?. ¡Ah!, claro, tú eres del Partido.
- No tiene nada que ver - parecía burlarse.- Oye, que a lo mejor no.
Cuando llegó a la pensión, la notificación estaba sobre su cama.

La instrucción fue como una pesadilla para alguien que ya no era un chavalín. Fugazmente, estando en la frontera Rumano-Rusa en aquel verano del 41, se consolaba pensando en que no tenía riesgo de encontrarse con "el cuervo".

Ahora estamos aquí, en el invierno del 41 a 50 km de Moscú. Dieter mueve sus piernas para que la circulación vuelva a sus gónadas. Hay un traqueteo inquietante al otro lado del frente. La bateria antitanque a la que está asignado es inservible. Son varios los lisiados por haber explotado el proyectil en el cañón a causa del frio. El sargento de intendencia le ha vendido una metralleta rusa de contrabando, estas no se encasquillan a cuarenta bajo cero.
Un convoy se aproxima a su posición. Agentes de la policía militar bajan de los automóviles y van haciendo preguntas. Uno de ellos, el que parece estar al mando, le hace a Dieter un gesto con la mano. Es él, es el cuervo.
- ¿¡Qué pasa Dieter?! - Frank tiene la sonrisa más burlona que nunca.
- .... - Dieter hace un parco saludo a los galones de oficial que ahora luce el cuervo.
Frank lleva un fabuloso abrigo de cuero y botas de fieltro. La mayoría de los soldados del frente no tiene ropa de invierno; el Fürer dijo que la campaña de rusia acabaría antes de navidad.
- Pues nada, ya veo que estáis bien equipados. Ha habido quejas de que la tropa no tenía la indumentaria adecuada y nos han encargado venir para ver que todo está correcto.
- ¡¿Cómo que todo está correcto?! , si no fuera por le papel de periódico nos habríamos congelado. - responde Dieter con ira.
- Tuuu... tu siempre te quejas de todo - se señala "inconscientemente" sus galones por si acaso el pobre Dieter no se hubiera percatado. - Las ordenes son comprobar que todo está correcto y no hay más que hablar. En diez minutos terminaremos con lo que hemos venido a hacer y nos volvemos para Berlín que aquí hace un frío que se jode la perra.
Frank le da una palmadita en la espalda a Dieter y sigue con su "inspección".
Dieter no puede más. Cuando nadie está mirando se desliza debajo del Kubel en que ha venido Frank y corta con unas tenazas el conducto del líquido de frenos. Casi se ahoga con los gases del motor. Los automóviles tienen que estar en marcha para que no se congele el combustible.

Un enorme mugido de miles de vacas rompe el silencio nocturno. Son los llamados órganos de Stalin, unos cohetes con una mediocre carga explosiva pero que paralizan de miedo al que los escucha. El frente se desmorona al no haber nada con que defenderse. Los blindados no arrancan, los cañones no pueden disparar sin arriesgarse a explotar y las armas cortas no sirven de nada frente a las oleadas de tanques soviéticos recién salidas de fábrica. Muchos de los blindados ni siquiera tienen la última capa de pintura.
Miles de alemanes son capturados junto con Dieter. Después de absurdos interrogatorios es destinado a un campo de trabajo. Es de los menos duros y terroríficos de la URRS. Su labor consiste principalmente en el recauchutado de ruedas de maquinaria agrícola.
Van pasando los años y Dieter se ha acostumbrado a la rutina. Un día, camino de la letrina escucha una voz.
- Pues sí, camarada Rutskoi , hace seis años mi vehículo se salió de la carretera y fui capturado. Tuve suerte, el resto del convoy fue reventado por cañones de 120mm. En fin, como yo en el fondo siempre he sido socialista, me indultaron a los seis meses y... Ya me ves, gracias a tu recomendación, ahora soy el coronel a cargo del campo.
Rutskoi no sabe que cara poner. Él es el coronel a cargo del campo. Frank parece comprender lo que piensa.
- No te preocupes, camarada, creo que te han destinado a siberia oriental, ya verás como te gusta. - Le dedica su encantadora sonrisa.
Rutskoi no sabe que decir. Fue idea suya que indultaran a Frank, le caía bien. Ahora el cabrón le ha pisado el puesto y le envían a miles de kilómetros de Gorki y su familia.
Sus ojos se dirigen a la letrina. Allí se cruzan con los de un prisionero que parece que vocaliza mientras aprieta los puños con fuerza: "mata, mata, mata...".
Algo en su cabeza le dice que el penado tiene razón. Es el gramo de locura que le falta a su desesperación. Frank está de espaldas y no oye el disparo de nagán que le atraviesa el corazón. Cuando Frank cae al suelo sin vida, docenas de cuervos se posan a su alrededor. Inexplicablemente no picotean el cadaver, parece un cortejo fúnebre que ha venido a rendirle homenaje.
El vínculo de silencio entre Dieter y Rutskoi nunca fue roto. Desde entonces no le faltaron artículos de primera necesidad como embutido y tabaco. El coronel y jefe del campo hizo lo posible para que Dieter fuera repatriado en cuanto murió Stalin.
Al volver a Berlín montó una tienda con artículos de caza. Dieter vivió feliz hasta su muerte en un asilo. Las hermanas que llevaban la institución se extrañaban de que una película pudiera impresionar tanto a nadie. Habían alquilado el DVD de "El Cuervo" y el pobre Dieter no paraba de gritar "va a volver, va a volver", antes de morir.
La suerte la perdió Frank en aquel campo de Gorki, pero los que nacieron para dar por saco no pueden resistirse a hacerlo incluso muertos, para desgracia de Dieter.

Moraleja: "Si ves un cuervo, no dejes que te ronde, retuércele el pescuezo al primer picotazo y echa sus cenizas al pozo más profundo antes de cegarlo para siempre".

14.12.06

CASITAS Y COSITAS

casitas


¡Qué guay!, a los que tengan viviendas vacías o las alquilan o se las expropian. ¿Porqué?. "Güeno, eg que es un bien de primera necesidá". ¡Coño y el pan!.
Hay unos pequeños problemillas anejos, que para uno que no tiene vivienda en propiedad ( ni tendrá ), le escaman un poco.
Si el asunto es que no se alquilan las viviendas vacías habrá que saber porqué. ¿Es lógico que el propietario no quiera sacarle rentabilidad?. Probablemente cree que poner su vivienda en alquiler le puede salir poco rentable. Si cuando hay destrozos o impago, el propietario se queda con dos palmos de narices, es normal que se lo mire dos veces antes de alquilarla.
A los que nos interesa que exista un mercado de viviendas en alquiler asequibles, pudiera ser que nos conviniera la medida... o no.
Me explico. Primero analizaremos el asunto desde un punto de vista egoísta:
- Como no tengo vivienda en propiedad, el que tenga pisos vacíos o que los alquile o que se los expropien.
Bien, en principio, parece que nos beneficia. ¿Como se va a llevar a cabo el criterio de vivienda vacía?. No creo que la medida le afecte a ninguno de los múltiples chalets y segundos palacetes de ni un solo político o concejal de urbanismo. Por lo tanto, se impone la arbitrariedad. También está el tema de que es una ley fácilmente sorteable. Si el criterio es tantos días de habitabilidad y si el propietario es de los que tienen miedo a alquilarla por motivos de inseguridad jurídica, se buscará un apaño con familiares y amigos para salir del paso. Nosotros nos seguimos quedando fuera.
Me parece más razonable que se intervenga en la inseguridad jurídica que hace que el propietario no se atreva a ponerla en alquiler. ¿Porqué?. ¡Joder!, por que lo que a mi interesa es que yo pueda acceder al alquiler, no su primo o amigo, que se ha colocado allí para burlar una ley, que dicho de paso se las trae. Entre otras cosas por que un producto no vale lo mismo si es tuyo al 100% o el Estado de repente es co-propietario. ¿Pagaríais lo mismo por un ordenador para darle el uso que te de la gana que si dicho uso estuviera condicionado?. Yo no, el condicionado ni lo compro.

Por un lado tenemos a la falta de garantías del propietario para alquilar el inmueble sin que se vea atado de manos al primer problema de impago o destrozos. Por otro lado tenemos a la gigantesca corrupción urbanística que encarece globalmente el producto. Finalmente se opta por penalizar al propietario.
Insisto en que a los que no tenemos piso, en principio , podría parecernos bien, pero me temo que sin solucionar el problema de fondo, los propietarios se verán abocados al fraude de ley ( que en este caso es más que comprensible ).

Por terminar con el punto de vista egoísta, aunque nos importara un pito el ataque a la propiedad privada, el resultado es que seguimos sin una oferta real de alquiler. Por lo tanto, ni por esas nos conviene. Sobre todo, si con la medida ya se da por cumplido y resuelto el problema.


- La segunda visión ,y la más importante, estriba en la naturaleza de la ley ( que de momento se aplicará sólo en Cataluña, veremos si se copia o no).
Un señor compra un bien y el Estado es el que mira si se lo come o deja de comer. ¡La propiedad es un robo!, puede pensar el primer guay de turno. Claro, la propiedad es un robo excepto si es la tuya ¿verdad majete?. Por no meterme con los guays, iremos a otro escenario....


..... Para evitar problemas legales, vamos a imaginar que estamos en otro universo. Vamos a pensar que los personajes que aparezcan son siempre ficticios y que cualquier similitud con la realidad es pura coincidencia. Casualmente hablaremos en ese mundo paralelosss de un país llamado Espuño ( Es-pu-ño, que nadie lo confunda con España ).

EN EL PALACIO REAL

Los Príncipes de Andrubias celebran un ágape al que asiste el equipo de levantamiento de piedra de Banarra, que a la postre, ha sido campeón de dicha disciplina olímpica ( estamos en un mundo paralelo´s).
- La Princesa y yo pensamos que es un orgullo y satisfacción para Espuño que nuestro equipo olímpico haya.... - el Príncipe es interrumpido por el capitán del equipo.
- Mi prinsipe... Que digo yo.... ¿Se va a comer esos canapés?.
El "prinsipe" se queda un poquitín consternado pero reacciona.
- Sírvase usted mismo, como si estuviera en su casa - le acerca la bandeja y prosigue con el discurso.
- La Princesa y yo pensamos que es un orgullo y satisfacción para Espuño que nuestro equipo ( el pobre tiene que empezar desde el principio ) olímpico haya... - el levantador de piedra le vuelve a interrumpir.
- Mi prinsipe... Que digo yo... ¿Va usted a tirarse a la princesa ahora?.
El "prinsipe" busca en su cerebro burbotrónico una salida a la situación que figure en alguna guía de protocolo. No se le ocurre nada y se queda con cara de seta. El capitán del equipo lo toma como una invitación a seguir.
- Pues eso, que si no la va a usar ahora, me la llevó yo a una de esas tantas habitaciones que nadie utiliza y nos damos un homenaje.(en condiciones normales la mujer no es una propiedad, pero en las monarquías y en el islam sí).

Tanto en el mundo paralelo como en el nuestro , e pobre atleta fue detenido por las fuerzas de seguridad. La cosa no llegó a mayores.

Quiero decir que cuando no nos afecta, todo es relativo pero... ¿Utilizas tus cosas siempre?.Si no vas a usar el coche el fin de semana, ¿sería lícito que si no lo alquilas, el gobierno te lo expropiara?. Vivas de alquiler o no ¿Tienes tu vivienda a pleno rendimiento?¿Seguro que no cabe nadie más?¿Tan molesto sería alquilar una habitación?. "Hombre, es que no es eso". Claro, lo tuyo es tuyo y lo de los demás también. Como he dicho antes, cuando uno adquiere un producto es importante saber las condiciones. No es lo mismo un coche para uso personal que un coche que obligatoriamente se convierta en taxi el fin de semana.
Mal asunto que te digan lo que tienes que comer, lo que tienes que fumar y lo que tienes que hacer con tus cosas. No obstante, y a pesar de estar por principio en contra de la medida, puedo prometer y prometo, que si los políticos impulsores de la ley se aplicaran el cuento y fueran consecuentes, sería capaz de apoyar la medida sólo por joder. No me disgustaría pasar mis vacaciones en chalet de una Espe que dice no llegar a fin de mes o de un Simancas que dice que no le pudo comprar la playstation a su hijo ( ¿qué pasa, que se gastan sus sueldazos en farlopa?. ¿Usa Montilla todo su dinero?. ¡Joder!, es que si no lo quiere usar ya le daremos uso otros... etc.
Lo peor es que tendremos medida cafre contra la propiedad privada y los que no podemos acceder a un mercado de alquiler en condiciones seguiremos a verlas venir. Por cierto, ¿Te vas a tomar tú sólo todo el cubata?.

PD: Reconozco que la medida es tentadora sólo por ver la cara que ponen algunos, pero prefiero que no se abran determinadas puertas... Al final se nos lleva a todos el viento. Yo tengo poquitas cosas, si se meten con ellas me regalaré para reyes un kalasnikov y a ver quien es el guapo que me dice el uso que tengo que darle.

7.12.06

CONTUBERNIO DE NECIOS

medicos


Se lanza el globo sonda de prohibir la publicidad de las hamburguesas. Vaya por delante que los Burger no se van a hacer precisamente ricos a mi costa.
Dicho esto, habrá que hacer una serie de precisiones:
La excusa de la salud es un argumento barato: La dieta es algo global, no está relacionada con un solo alimento. Las hamburguesas de las cadenas de comida rápida no tienen nada de especial ( ¿salvo una pésima calidad quizás? ). Son carne de vaca descafeinada ( por ponerse la venda antes que la herida las han desgrasado, perdiendo sabor ) y los complementos ( Ahí es donde uno puede tragar la mayor parte de porquerías, ya sea con las grasas saturadas de los helados o las toneladas de azúcar de los refrescos).
Pretender atajar la mala alimentación de los crios, dándole en la cabeza a los burguer, es no entender donde se sitúa el problema. El chaval no está mal alimentado por ir al burguer; está comiendo porquerías todo el día y además sin moverse de la "playstation"( ¿querrán prohibir la play y los refrescos también?). Si la criatura lleva una actividad de persona de 80 años, lo normal es que sus valores en sangre sean de una persona anciana, junto con colesterol e hipertensión. Aunque el chavalín se alimentara de brocoli, probablemente su salud seguiría siendo deplorable.
Si a las autoridades sanitarias les preocupa la publicidad engañosa, que la legislación sea para todos igual; es decir, que cualquier producto de su información nutricional así como las consecuencias de sus abusos. Por ejemplo: "La empresa LA LECHUGA FELIZ les advierte que si únicamente se alimentan de lechuga, la muerte acabará haciendo acto de presencia en poco tiempo".
La dieta ni siquiera se circunscribe a lo que tomamos un día , si no que es algo continuo. Se pueden tomar huevos un par de veces por semana ( no los tomes a diario ), se puede tomar chorizo, jamón, tocino, e incluso se puede comer apio y ranúnculos. No hay alimento que pudiera salvarse de la quema, si éste se convierte en lo único.
El consumidor tiene derecho a la información, y por supuesto a consecuencia de ello, tiene derecho a elegir. Sanidad puede promover campañas ( y aún así con discreción, no es cuestión de tirar el dinero público ) sobre alimentación. Finalmente es el consumidor quien debe responsabilizarse de sus actos. Está bien saber que una fabada, aunque saludable, si se consume en exceso, además de gases tiene un aporte calórico considerable. Bajo ningún concepto me parecería plausible que el gobierno me impusiera una tasa por comer fabada ("mal ciudadano, está usted sobrealimentándose".... ¡vayáse a cagar!).
Si los burguer desaparecieran a mi me importaría un pito ( prefiero una hamburguesa de "verdad", que a pesar de ser más calórica que la de cadena, es muchísimo más sabrosa. Allá tú si te tomas mil ). Lo que me preocupa es que se metan en mi vida. Es ese "Estado que vela por tí" el que me repele. Las reglas del juego es importante que lo sean para todos. Si aceptamos la arbitrariedad una vez, la tendremos que aceptar en muchas más cosas.
Por último, a pesar de que la iniciativa se vende con un prurito antiyanki, ( yo no soy anitiyanki, me preocupan más las bobadas de aquí que las de Wisconsín), en el fondo es una copia de uno de los peores aspectos de allí ( tienen cosas buenas y malas; siempre nos falta tiempo para copiar lo peor ): Me refiero a esa desnaturalización de la responsabilidad del individuo en un país que presume de paradigma de las libertades individuales.
Me explico, cuando un Yanki ( por supuesto es una generalización) se cae por la escalera, le mete una demanda al comercio por no avisar de su peligrosidad. ¡Coño!, ¿Y no puedes mirar un poco por donde vas?.
Cuando uno fuma y pilla un cáncer, le mete una demanda a la tabaquera ¿ qué pensabas, que en este mundo no hay riesgo?¿no sabías que lo podía producir?... ¡No me jodas!, de hecho ni siquiera sabes si el tabaco ha sido la causa de tu cáncer en particular. Aunque en menor proporción, también hay tumores pulmonares que se deben a otras causas.
En cualquier caso, se trata de colocar al individuo como irresponsable de sus actos y que otros los guíen por él. En el caso de los Yankis, los culpables son siempre los demás: "La arista de la puerta del supermercado me atacó, señoría". En España, es el Estado quien debe responsabilizarse: "¿Cuanto tiempo va a permitir el gobierno que sigamos viendo esta basura en TV?"... Señor mío, hay una cosa que se llama mando a distancia, y en su defecto está el interruptor del aparato; sólo tiene que apretarlo.... ¿También le tienen que decir cuando hacer pis?. "No sabía que había que mear, así que exploté".
En fin, que son dos caminos para llegar a la misma mierda: En USA se forran las compañías de seguros a costa de la estupidez humana ( puesto que muchas "culpas" son inasumibles por los presuntos culpables, al ser o bien inevitables o , en el fondo , responsabilidad del afectado, cualquiera que tenga un negocio dirigido al público tiene que tener buenos seguros). En España la cosa no redunda tanto en lo económico como en la libertad individual. Uno tiene derecho a estar informado, pero no vengamos con chivos expiatorios, ("la hamburguesa es la culpable"), no solucionan el problema. Si los productos tienen que cumplir ciertas normas informativas, serán todos y no el "conejo de la chistera". A partir de ahí, que cada uno se atenga a las consecuencias de sus actos o acabaremos siendo dirigidos por las autoridades políticas ( "esa buena gente tan poco corrupta") hasta para ir al baño.

"Primero jodieron a los fumadores, pero como yo no fumo, no me preocupé. Después jodieron a los "comedores de hamburguesas", pero como no me gustan, no me preocupé. Después jodieron a las morcillas,- mira, ahí me preocupé un poquito - y finalmente me negaron la hemodiálisis por que un "comisario de salud pública" me vio tomando un sorbete de limón... no me preocupé, me morí ".

Por volver al tema inicial. Si lo que preocupa es la dieta de "nuestros jóvenes", lo más que se debe hacer es informar. Para actuaciones más precisas, debe ser el interesado el que acuda o no al endocrino ( que de dietas sabe como un billón de veces más que un político de mierda malfollao e hijo de mil cabras sifilíticas; así reviente entre vómitos de sangre y en un océano de dolor ). Lo que no se puede hacer es entrar como un elefante en una sala de partos y pretender solucionar un problema complejo pisoteando libertades y no aportando nada real ( sin entrar en que el fin no siempre justifica los medios. En este caso, no hay ni fin, ni medios que no estén embadurnados de un betún deleznable.)

El ejemplo sería el siguiente:

- "Dr Ramirez, páseme el algodón y el ungüento - dice el Dr Caucho."
- "¡Oigan! - grita la mujer del paciente".
- "Aquí tiene, frote por el borde de la cutícula... bien, raspe un poquito y ya está. - apunta el Dr Fisno, el jefe de cirugía".
- "¡Por favor, que mi marido casi se ha amputado el pene con la cremallera y se está desangrando! - vuelve a interrumpir la esposa... ¡vaya una pesada!"
- "¡Piiiiiiiiiiii! - Suena la máquina que registra el ritmo cardiaco"
- "¡Bueno! - dice muy ufano el Dr Fisno - Nos hemos portado como campeones, le hemos curado el padrastro de la uña al enfermo.... ¡Lástima que haya muerto desangrado por la hemorragia del pene...! . De todos modos, todo ha sido un éxito, el protocolo de prioridades proporcionado por Sanidad se ha seguido con respeto religioso..... ¡Señora! ¿¡Se quiere quitar de en medio!?. Algunos nos hemos ganado el almuerzo, por favor, deje salir."

22.11.06

EL TRANVIA

1950

Cuentan que al volver Unamuno de Nueva York le preguntaron:
- ¿Y qué, don Miguel?¿Qué le ha impresionado más de la ciudad?.
- Los tranvías.
- ... ¿Los tranvías?. Aquí tenemos también tranvías. ¿No son más majestuosos los rascacielos?¿la estatua de la libertad?... ¿los... tranvías?.- le interpelaban extrañados.
- Es que aquello era increíble, el tranviario no sólo iba sentado si no que también tenía una pequeña estufa a su lado.

Al parecer, en España los conductores de tranvía, además de ir de pie, en Enero se les helaba el moco.
La razón: ¿La diferencia tecnológica?. ¿La potente industria norteamericana?. No.
En España una de las lacras del trabajo se fundamenta en el hecho de confundir eficacia y eficiencia con jodido y amargado. Si un trabajador está hecho mierda e incómodo en su curro, nadie se preocupará por si produce, hace bien su labor, ni nada por el estilo. Cuando las condiciones son favorables, las herramientas cómodas y el entorno tiene una ergonomía razonable; la presunta falta de cara de fastidio será duramente sancionada por sus superiores. En prevención de esto, los gloriosos empresarios fabricantes de tranvías obviaron la colocación de asiento y calefacción.
No era con mala intención. Si no para que el currito se jodiera. Pero, ¡oiga!, de buen rollo. Todo por su bien, si el pobre tranviario fuera tranquilamente sentado y además caliente, la gente podría pensar que no está trabajando.
Sí, el resultado sería el mismo, cumpliría con su cometido y tal e incluso la empresa estatal se ahorraría bajas por enfermedad pero... En contra de lo que se piensa, el dinero no es lo más importante. Dar una imagen sufrida y jodida tiene mucho más glamour, es como más trabajo aunque el producto sea el mismo. ¡Dónde va a parar!.

Hoy las cosas han cambiado un poco aunque, ya sea en las sacro-santas administraciones del Estado, como en la empresa privada todavía quedan restos de aquello.
Conocí a un tipo, llamémosle Chancho, que trabajaba en una imprenta. Por las peculiaridades del trabajo había partes del proceso en las que no tenía que hacer otra cosa que esperar... De pie, fabricando varices. Pero que nadie piense mal. Si durante ese rato pudiera sentarse, su trabajo saldría igual y en apariencia los beneficios serían los mismos pero... ¿Y el placer escrotal del supervisor, que si puede sentarse, al observarlo?¿acaso la felicidad ajena no vale nada?. ¿Y los gastos médicos que genera?¿Tal vez los especialistas en cirugía vascular tienen que ver como sus niños mueren de hambre?. Y es que estoy convencido de que el generoso pueblo español se pasa la vida pensando en el bienestar ajeno.

En la construcción, la codicia ha podido más que el amor al prójimo. Lamentablemente ya no se usan sacos de cincuenta kilos, tienen que ser de veinticinco. ¿Lo han hecho porqué estaban hartos de tantas bajas por lumbalgias?. No, a las empresas no les importaba perder dinero ( siempre que el currito se jodiera ), si no por una perversa ley que les obliga.


En fin, y hablando en serio, peor que el afán de lucro de las empresas, que en sí mismo no es malo, es la cantidad de hijos de puta que pululan como nuestros hermanos por el planeta. En el caso de nuestra Iberia los pecados capitales son conocidos:
En una serie de TV, años atrás, titulada “los siete pecados capitales de España”, cuando le llegó el turno a la envidia hicieron un especial. Se nos mostraba lo siguiente (más o menos):

Hubo una vez un rey que harto de las disputas entre dos de sus súbditos decidió mediar. Uno de ellos era un retorcido cantinero que no paraba de quejarse de los impuestos y de el olor que emanaban los tintes del comercio textil de su vecino.
Al rey le caía mal el cantinero y decidió ser generoso, pero a la vez, darle menos que al más tranquilo y menos broncas, comerciante de tejidos.
- Acércate cantinero – dijo el rey – Estoy cansado de vuestras disputas. Pídeme lo que quieras para que te quedes tranquilo y dejes de dar la murga. Sólo hay una cosa que debes saber: Lo que te dé a ti, al comerciante se lo daré por duplicado. Palabra de rey – con lo que se comprometía a cumplir.
El cabrón ni siquiera se lo pensó:
- Majestad, hágase lo siguiente: Que me saquen un ojo, que me corten una pierna, que me amputen un brazo y se me arranque un testículo.


Sin comentarios.

16.11.06

SIN MUSAS

musas



SIN MUSAS
No había ligado tres versos ,
el aprendiz de poeta,
que comenzó su zozobra,
bloqueado y sin musas,
bien enredado entre dudas
por la palabra perfecta.
Descubrió que acaso sobra,
con transmitir una sombra
de lo que fue su tristeza.
para encontrar la razón,
por la que surge canción,
de una aparente torpeza.

AGRO
Una certeza y una duda,
mañana saldrá el sol
¿vendrá también la lluvia?


ME VOY
Derribé los muros cenicientos,
que separaban mi razón,
de aquellos mundos que son,
inaprensibles y distantes,
Por ello descubrí,
que si la perfecta locura,
me mece con soltura,
tendré que dejarte,
para encontrar mi fortuna,
entre universos errantes


HORMIFANTE
No cederé un paso,
ante el chantaje emitido.
por tus pechos henchidos
de fragancias y sexo.
Yo soy un gran macho,
yo soy el galán,
un sublime don Juan,
muy sensible a los hechos:
Si eres elefanta,
y yo soy hormigo,
al juntarnos los dos,
¿qué será nuestro hijo?



ILUMUNATI
Estremecedor impacto:
...¡La revelación!.
El crujido sordo,
cual nacido llanto,
que sin pedir permiso,
como un viento frío,
hoy te cuenta todo,
que las cosas son.
¡Iluminado!, dijo,
el envidioso necio,
como si no supiera el cielo,
que el mundo ha estallado,
en uno y mil pedazos,
siendo el justo precio,
por su perdición.
Prediqué en el suelo,
a las hormigas negras,
y lo que fue de ellas,
me lo guardo yo.
Te diré despacio,
que el secreto es bello,
si a través de ello,
mi fortuna crece,
como en estos años:
¡Desesperación!.

LA EVIDENCIA
No grites por hacerte oír
en una reunión de sordos.
No sufras por no hacer ver,
a los ciegos como topos.
Lo mismo ocurre en el mundo,
al explicar las evidencias,
que si solas no se ven,
con palabras no se acierta.

FILOSOFIA
Cansado de profundos pensamientos,
harto de sensibilidades supremas,
hallé para bien de mis penas,
la felicidad en la simpleza.
Decidí cortar los cimientos,
sobre los que se sustenta la razón,
y motivarme al buen son,
de las rutinas que empiezan,
por saborear los momentos,
de placeres mundanos,
como comer con las manos,
y rebosar de cerveza.

ESOS LOCOS BAJITOS
Era un niño repelente,
animal de pita voz,
que gritaba como hiena,
y jodíame la cena,
con un sadismo tan presente,
e inconsciencia tan atroz,
que reprimir asesinato,
para con el maldito niñato,
era desafío indecente,
a la Justicia de Dios.

¡Cuidado!, me dijo un santo,
no juzguéis con tal soltura,
pues si mantenéis la cordura,
tendréis que aceptar,
que si la bestia es el espanto,
es que sus padres lo son más.

Vale, yo le dije,
no culparé a la criatura,
de su jodida mala uva,
y me abstendré de matar ,
a tan perverso alfeñique.
Pero ahora, decidme:
Cuando esta alma pura,
se cansase de clavar,
el tenedor en mis carnes,
¿Podré acaso darles,
a sus paternas figuras,
un fino tajo sin más?

Manzanas traigo, saltó el santo,
y yo no dije nada,
cogí el cuchillo del plato,
y me dispuse a la caza.

6.11.06

EL RIO SERPIENTE

Anibal

“Cuando la piel de la serpiente se torne púrpura, serás libre de tus ataduras, vivirás para envejecer y contarán tus aventuras”
“¡Qué buen rollo! – le contestó el joven al augur de la montaña.”


Indalecio añoraba su fresca casa y los campos de su tierra. De los veinte que salieron de la aldea sólo quedan dos; Cámbil y él. No todos han muerto, muchos dieron media vuelta en cuanto vieron las montañas. No eran unos montes cualquiera, parecía que querían rozar el cielo y las ventiscas amenazaban con gritos de demonios. Varios miles de iberos iban en la expedición.
Los romanos se reían de las espadas hispanas. Indalecio pensaba que bien usadas eran la perfecta máquina de picar carne. En no pocas ocasiones se lo han demostrado tanto a éstos como a púnicos, pero parece que para aquellos bárbaros, el tamaño es lo importante. Su arma es corta en comparación con las espadas tipo griego que llevan otros ejércitos. La falcata no es muy impresionante: su filo y punta hablan por ella en el campo de batalla.
Indalecio y Cámbil estaban encuadrados en la infantería ligera ibera. Su ascendencia celta se mezcla con la antigua civilización, la que dominó el mediterráneo antes de que llegaran los Keltois, Aqueos, Latinos y otros; allá en la noche de los tiempos. En este caso, los viejos ancestros pesan más que los nuevos y toman partido por los vetustos descendientes de Fenicia.
Realmente el futuro de Indalecio y Cámbil era oscuro en su aldea Ilegerte. Al margen de la pérdida de las concesiones comerciales que tenía su familia en Masilia, las desgracias nunca vienen solas. El tío del niño bien, Mandonio “el chulo”, era el mandamás. Mal asunto para Indalecio hacerse con los favores de Lidia y menos si Mandonio se cruza por el medio. En el fondo todas la mujeres se acaban deslumbrando por el poder, fue preferible buscar problemas lejos de casa que malos rollos en propia tierra.


- ¿Nos quedan pieles? – le preguntó Cámbil.
- Alguna.
Las protecciones de los jóvenes dejaban bastante que desear. La cota de malla que consiguieron en la tierra de los ligures se la tuvieron que repartir entre los dos; solo les cubría hasta un palmo por encima del ombligo. Menos era nada. Los mimados de Aníbal, su infantería pesada, habían arramblado con casi todo el armamento incautado a los romanos en el lago Trasimeno, Tesino, Trebia, etc.
Con piel de liebre curtida se fabricaron unas grebas en condiciones para espinillas y codos. La túnica púrpura, ahora entre marrón y ¿verde?, les daba aspecto de pordioseros . Cada uno llevaba un yelmo distinto. Indalecio tenía un casco cónico de los romanos y Cámbil una soberbia pieza gala, más ornamental que cómoda.
Su orgullo eran las espadas, con su curvatura característica y punta mortal. Con las griegas y celtas que tanto gustaban a otros ejércitos tenías que formar un arco para asestar mandobles. La espada hispana permitía un movimiento perpendicular al cuerpo. Bastaba alargar el brazo para herir al enemigo. Poco a poco, los pinchazos van mermando la fuerza del oponente. Otra ventaja es que podía ser usada en orden muy cerrado al no necesitar espacio para maniobrarla. En cualquier caso, si las estocadas eran certeras, el enemigo iba servido; se desmayaría por pérdida de sangre, o moriría de infección después.
Varanto era un hondero gigantesco. Lanzaba los glandes de plomo más lejos que nadie y con precisión mortal. Indalecio nunca lo pudo tratar. Probablemente, el coloso no le perdonó jamás que le echara boñiga de elefante en el rancho durante el paso de las montañas.
Después de varias batallas y escaramuzas se notaba en el ambiente que se aproximaba algo grande. Se encaminaban al sureste de Italia, donde según los exploradores se estaban reuniendo no menos de ocho legiones. El aroma del Adriático llegaba hasta el campamento y las notas salobres del aire sólo podían anunciar una cosa: sangre.

- ¿Has visto a los mercenarios griegos que hablan con tu “amigo”? – le dice Cámbil mientras remueve el caldero.
- ¿Qué pasa? –se gira sin discreción un Indalecio de mirada risueña, pero debida a los nervios.
- ¡Chist!. Ten cuidado que nos están mirando. – le recrimina su amigo - . Varanto te tiene enfilado y estos griegos hacen cualquier cosa por dinero.
- Cámbil, eres muy aprensivo... – la ultima palabra es precedida de un gallo que la haría chistosa en otras circunstancias.
En ese momento, compañeros de la compañía hondera de Varanto pasan junto a éste y los “hijos de Alejandro”. Le sueltan no sé qué frase en su dialecto y rompen en estruendosas carcajadas.
- ¿Qué le habrán dicho? – le pregunta Indalecio a “el encías”, un turdetano de mil años que comparte cena con ellos.
- Creo que le han llamado come mierda – responde encogiéndose de hombros y recostándose de nuevo a la espera de que la pitanza esté lista. Sus cejas blancas muestran el símbolo de la indiferencia segundos antes de ponerse a roncar.
Cámbil extiende su labio inferior como diciendo: “ya te dije que Varanto no lo olvidaría”.
Indalecio empieza a sentirse preocupado. El jefe de los griegos, al que llaman Licaón, le mira con algo parecido al desprecio y la codicia. Le señala con el dedo y se lo pasa sádicamente por el cuello. Es la noche anterior a la batalla y el joven sabe que no va a pegar ojo.

Los árboles frutales son negros y producen miembros cercenados de mil víctimas. Corre por la vega con toda su alma, pero cada vez le cuesta más avanzar. Se ve a sí mismo a cuatro patas arrastrándose como si nadara. Sus perseguidores, a los que no logra vislumbrar, pero consciente de que Mandonio va con ellos, le están pisando los talones. Al llegar junto a un río, tan oscuro como la noche, le envuelve el pánico y la desesperación. Lidia está en la otra orilla, pero el es incapaz de cruzar.
- ¡Despierta de una vez! – grita un mostrenco al que reconoce como al lugarteniente de Maharbal.
Contra todo pronóstico, Indalecio se había dormido. Por un momento tiene miedo de haberse quedado frito en mitad de una guardia, pero recuerda que no se le había asignado ninguna.
- ¿Ocurre algo? – dice mirando a Cámbil, en la esperanza de que su expresión le de alguna pista. La cara de su compañero de fatigas es tan desconcertada como la suya.
- Tenéis que venir a la tienda de Aníbal. Ha habido problemas.
El oficial cartaginés no responde a ninguna de sus pesquisas. Cuando llegan al Estado Mayor sólo hay caras serias. De la tienda sale un oficial sangrando por la nariz. Indalecio y Cámbil prefieren no preguntar.
El gran general está de espaldas a ellos mirando un mapa trazado sobre una maloliente piel de carnero. Sin volverse, les dirige la palabra.
- Vosotros sois los ilegertes cultos, ¿Verdad? – les pregunta en griego.
- Bu-bueno, Indalecio ha viajado más que yo – responde Cámbil.
Aníbal se gira, su mirada es hosca y no ha tenido tiempo de cubrirse la cuenca vacía de su ojo.
“No le mires el ojo, - se dice Indalecio”. Es inútil, allí va directa su mirada.
Aníbal sonríe, e inmediatamente desciende en varios puntos la tensión acumulada por sus lugartenientes, que respiran al ver que el gran general recobra , si no el buen humor, al menos una expresión reconocible.
- Me han dicho que has estado varias veces en Masilia, que tu familia es comerciante.
- Sí, ahora no... - . Indalecio se siente estúpido, se supone que Aníbal no está interesado por la historia de su vida. Respira hondo y prosigue.
- He ido bastantes veces. Algunos años me ha acompañado mi amigo Cámbil.
- Indalecio habla más idiomas que yo – se apresura a decir su colega. El pobre Cámbil se imagina medio millón de misiones secretas tras las líneas enemigas y no quiere ser seleccionado.
- ¿Estáis informados de la situación?
- Sólo quedamos Cámbil y yo de nuestra aldea. El resto de nuestra compañía ilegerte no nos conoce mucho y evidentemente han elegido a otros de jefes. Estamos aquí para combatir donde nos digan.
El amigo de Indalecio asiente, con tal vez demasiado nerviosismo, para reafirmar lo dicho: “No somos nadie, de verdad, nosotros no somos nadie”.
El hijo de Amilcar Barca se frota su irritado ojo muerto y se mesa la barba. Los jóvenes piensan que la entrevista ha concluido.
- ¿Sabéis quien salía de aquí cuando habéis llegado?.
Los dos se encogen de hombros.
- Ese inútil era el oficial encargado de dirigir el centro de nuestro ejército. Se las daba de sabiondillo pero hoy hemos descubierto que no conoce una palabra de celta. Dice que los galos de por aquí hablan raro. ¿Vosotros entendéis a los celtas que hemos reclutado?.
Incapaz de tener lucidez para mentir, Indalecio asiente. Desde Masilia ( actual Marsella) ha tenido muchos tratos con los celtas del Norte de Italia.
- Os pondré al tanto. Nuestros espías en el campamento de los romanos nos han traído dos noticias. La una es mala, pero la otra no tanto. – les escruta con el ojo sano, como sopesando las dudas de otorgarles alguna responsabilidad a esos dos.
- Por un lado, las fuerzas acantonadas junto al rió Aufidus que se dirigen a Cannae, se acercan a las ochenta mil. – Suelta Aníbal. Cámbil muestra una enorme sonrisa producto de un espasmo en el nervio trigémino. – Por otra parte, en las deliberaciones de quien tomará el mando ha sido elegido el Cónsul Terencio Varrón. Si no me fallan mis informadores es un bocazas presuntuoso. Ni siquiera se han dignado a trazar un plan. El Cónsul confía en su aplastante superioridad de tres a uno para machacarnos. Más peligroso es el segundo al mando, el Cónsul Paulo Emilio. En fin, esos detalles no os interesan... Sabéis que nuestras fuerzas son escasas, por lo que tengo que intercalar iberos y celtas en la infantería ligera. Vosotros seréis los encargados de comandar el centro del ejército. No tengo duda de que lo haréis bien. He dicho.

El Hércules que les llevó a la presencia de Aníbal tiene que dedicarles lo que queda de noche a familiarizarles con las señales de los abanderados y demás órdenes y maniobras que tendrán que transmitir al ejército ibero-celta.

En el campamento romano, el Cónsul Cayo Terencio Varrón se pavonea ante los legados y oficiales.
- ¡Como el puño de Júpiter!. Avanzaremos como un solo hombre y machacaremos al ejército de Aníbal. Sólo tienen veinticinco mil hombres. ¡Ja!, casi me dan ganas de mandar a casa a la mitad de mis ochenta mil legionarios, me siento culpable. – Varrón camina por la sala con el brazo extendido y agitando el “puño penetrador”.
Su colega Paulo Emilio no comparte el optimismo del demagogo.
- ¿Porqué no aprovechamos mejor nuestra fuerza?. Podemos destinar a la mitad de nuestro ejercito para envolver al enemigo.
- ¿Tienes miedo a un choque frontal, Paulo?. Entiendo que viendo a tu mujer – hace gestos que simulan unos enormes pechos, causando la hilaridad de los oficiales - , te asusten las confrontaciones...
- Nuestra caballería es inferior...
- Pero nuestra infantería les triplica, ¡niña asustadiza!.
- “Sí, niña asustadiza, pero tu te quedas con cinco mil jinetes y a mí ala le dejas mil quinientos... – piensa Paulo.


Aníbal conoce el plan de batalla de los romanos. A Paulo Emilio le ha tocado comandar a la reducida caballería itálica en el ala derecha romana junto al río, sin escapatoria, mientras que Varrón llevará el grueso ecuestre en el otro extremo. La formación de la infantería será clásica. El típico rectángulo precedido por los vélites , seguido por los tres manípulos de triari, princeps y hastari. Varrón se propone golpear en el centro del ejército de Cartago y destruirlo.
Toma la decisión de darle a su hermano Asdrúbal más jinetes que los que se reserva a sí mismo. Por los datos que tiene sobre los dos Cónsules, el más peligroso es Paulo. Quiere asegurarse a toda costa de que en ningún caso obtendrá el mando. Por ello, su hermano llevará en su ala de caballería seis mil hombres para aniquilar a los mil quinientos de Paulo. Aníbal confía en Maharbal para que con cuatro mil se las entienda con los cinco mil de Varrón. Al fin y al cabo, éste hará honor a su estupidez y es menos inquietante que pueda seguir dirigiendo la batalla.
Aníbal es consciente de que la infantería ligera de iberos y celtas no podrá soportar mucho tiempo la embestida romana. Para ello les pondrá en formación convexa, como un semicírculo, con la esperanza de que cuando cedan estén en línea con la infantería pesada africana de los flancos. Por si acaso, dividirá a los mercenarios griegos en dos escuadras que refuercen los extremos del ejército, hay que evitar a toda costa ser flanqueados. Si todo va bien, podrán atacar los extremos de los romanos si la delgada línea púnica resiste y logran desbandar a la caballería.

Los ilegertes y resto de iberos miran con incredulidad los penachos de oficiales de Indalecio y Cámbil. A los celtas les da igual, van a matar romanos y eso es bueno. Los keltoi han encalado sus cabelleras y pintado sus cuerpos desnudos con dibujos rituales... Bueno, también alguna que otra obscenidad e imágenes jocosas como una loba con el rabo entre las piernas.
Cámbil e Indalecio están tranquilos por que más miedo que a la batalla les inquietaban los griegos; se han enterado que han sido destinados a los flancos, lejos del centro.
Las órdenes de los abanderados son interpretadas con precisión. Indica a los tambores que marquen marcha en el centro y media marcha en los extremos ibero-celtas hasta formar un semicírculo que apunta al fabuloso ejército romano que tienen en frente.
Con mirada y voz marcial van avanzando. Indalecio ve que Cámbil ha puesto cara de espanto. Siguiendo su mirada que va de un lado a otro de todo el ejército, se da cuenta de que los mercenarios griegos situados en la vanguardia de los flancos de infantería pesada, se quieren acercar con disimulo hacia el centro.
Por instinto, ordena media marcha. La línea semicircular se ha convertido en recta al pretender quedarse atrás de los hombres de Licaón, el jefe de los mercenarios.
Los abanderados le hacen señas imperiosas de que avance más rápido, se está rezagando mucho y todavía no han chocado con los romanos. Los griegos se apresuran, cuando entablen batalla va a ser muy difícil acercarse a los ilegertes y su recompensa. Las señales gritan “Adelante imbécil”, pero Indalecio dice “alto”.
Ahora la infantería tiene forma de semicírculo pero que en vez de apuntar a los romanos, se hunde hacia retaguardia. Los hombres de Varrón, exaltados, avanzan a la carrera hacia el centro cartaginés, creen que les tienen miedo a ellos. Han pasado por encima de sus vélites; sin dejarles actuar, tienen prisa por machacar al enemigo.

En la batalla, Indalecio y Cámbil se encuentran más tranquilos. El choque es brutal pero iberos y celtas no son mancos. No obstante, los mercenarios no se dan por vencidos. Los romanos han entrado dentro de la media luna que forman los cartagineses con la esperanza de partirla en dos. Los griegos arengan a la infantería pesada para que presionen con más fuerza al ver que se escapan sus presas. Golpeando en los flancos de las tropas romanas que se han introducido en la concavidad, van haciendo que los hijos de Rómulo tengan cada vez menos espacio para maniobrar. Indalecio no se fía y hace retroceder todavía más al centro.
Los princeps se sienten pletóricos, creen que de un momento a otra van a huir. Sin pretenderlo se han colocado en el interior de una delgada letra V invertida, cuyo vértice son Cámbil e Indalecio y sus extremos la infantería africana en la que también están los mercenarios de Licaón. La presión de la infantería pesada en los flancos hace que no puedan usar las espadas con comodidad. por el contrario, las tropas iberas, que no están dispuestas a retroceder más , lanzan estocadas con sus manejables y cortas falcatas picando sin piedad a unos romanos que empiezan a mosquearse por su situación.
Aunque la superioridad numérica romana es aplastante, la mayor parte de las tropas están inutilizadas en el centro, y las que están en contacto con los iberos no son eficaces con sus espadones.

Asdrúbal ha aniquilado a la caballería de Paulo Emilio. El pobre Cónsul yace degollado junto al río. En el otro extremo, la caballería que dirigen Maharbal y el propio Aníbal lo ha tenido más difícil al enfrentarse a una fuerza mayor. En cualquier caso, el Cónsul Terencio Varrón sufre un ataque de pánico y huye, haciendo cundir el pánico entre sus caballeros. Cuando Aníbal se vuelve hacia donde supone que tiene que estar el choque de infantería, no puede salir de su asombro.
Aníbal esperaba que las tropas celto-iberas hubieran retrocedido un poco. El ejército envuelve casi por completo a los romanos y lejos de desvanecerse permanecen firmes. Ve como su hermano Asdrúbal y sus jinetes han desmontado y arremeten pie a tierra contra la retaguardia de los romanos. Aníbal se les suma, el círculo está cerrado, las tropas de Varrón están completamente rodeadas. Los hastari, la defensa trasera de los romanos, está compuesta en su mayoría por los menos preparados y ancianos. Son aniquilados sin piedad.
La tenaza inutiliza por completo al enemigo, a partir de ese momento todo se centra en una concienzuda y sistemática destrucción del mismo. Es como tener a las víctimas atadas alrededor de un poste y poder trocearlas a placer.
El cinturón que estrangula a los infelices parece tener vida propia. Cuando los griegos van pivotando por un lado hacia Indalecio y Cámbil, éste se mueve hacia el otro. Menos mal que los dos cuerpos mercenarios no están en línea visual y no se coordinan.
El movimiento les ha llevado ha introducir una parte de la matanza en el rió. Trepan sobre los cadáveres para acceder al centro de los enemigos que esperan con resignación la muerte. Es como pelar a una cebolla picando sistemáticamente cada una de sus capas. La cantidad de sangre y vísceras hace que Indalecio se resbale. Levanta la vista y ve que Cámbil tiene el rostro reventado, Varanto le ha lanzado un glande de plomo con fuerza mortal. Quiere correr a vengarse de su amigo pero vuelve a perder el equilibrio y cae en el rió Aufidus que está completamente rojo por la sangre romana.
La corriente le arrastra cerca de la desembocadura. Allí queda sin sentido.

En un lecho de flores Lidia le acaricia el pelo. Su rostro ocupa todo el campo de visión. La amada sonríe, pero algo ha cambiado: a la bella jovencita le falta un ojo.
- ¡Despierta ilegerte! –
Desde lo alto, Aníbal, el victorioso líder de Cartago le observa con diversión. Ya recuperado del susto, el general le lleva a un lugar apartado entre la espesura. Indalecio cree que le va a ejecutar personalmente.
- Mis oficiales me han dicho que no obedecías las órdenes, que tenías miedo y te ibas rezagando.
- Puedo jurar que no tenía miedo a los romanos – contesta más muerto que vivo.
- Sí, eso es evidente, si fuera así no habríais resistido. ¿Qué es lo que ocurrió?.
Indalecio no tiene nada que perder, así que decide contarle el complot de Varanto para vengarse por la broma de la boñiga de elefante.
Aníbal sonríe. Se rasca la barba y rompe a reír. Al poco se para en seco y se dirige a Indalecio.
- Jamás en la historia un ejército tan inferior en número ha inflingido una derrota tan total al enemigo. Me conformaba con que aguantara mi infantería en una línea más o menos recta y , una vez vencida la caballería romana, ayudar por los flancos con la esperanza de tener una victoria parcial, o una derrota más o menos honrosa.
- Pues nos ha ido un poco mejor – aventura Indalecio.
- En efecto. Los escasos supervivientes romanos están convencidos de que todo estaba planeado. – Aníbal se mira distraído las heridas de sus brazos creando un silencio incómodo.
Pone cara de querer contar algo complicado y lo suelta.
- A los abanderados que transmitían las órdenes habrá que ... suprimirlos. No te preocupes, los griegos y Varanto también tendrán que eliminarse...
El aterrorizado Indalecio no tiene dudas de que sus horas están contadas.
Repentinamente, el tono conciliador de Aníbal se vuelve serio.
- ¡Escúchame!, yo ¡jamás!, ¡jamás! me atribuiría una gloria que no me pertenece. Lamentablemente además de por mi orgullo tengo que velar por el futuro de Cartago. Nadie que haya sido testigo de los motivos de la maniobra puede sobrevivir. El golpe de efecto es mortal para Roma y ahora me temerán más que a los infiernos. La única razón por la que te respetaré la vida se debe a que me pasaría el resto de la mía dudando si lo hice o no por despecho. Cogerás todo el oro que puedas cargar y volverás a tu tierra.
El viento agita los ropajes de ambos. Indalecio no se lo acaba de creer. Antes de partir, Aníbal tiene una última entrevista con él.
- Ilegerte, aunque cuentes tu historia nadie va a creerte, pero ten segura una cosa, si alguna vez llega a mis oídos el más leve rumor de algo que nadie conoce, te encontrarán mis emisarios y aniquilarán a todos los tuyos.


Cartago es ya un montón de ruinas y sus campos aledaños fueron cubiertos de sal para que nada volviera a crecer. Hace muchas décadas que Aníbal se suicidó y Roma va extendiendo de forma lenta pero inexorable lo que será el embrión de su imperio. Las legiones han adoptado una variante de la falcata romana como parte de su armamento, el conocido gladius hispaniensis. Algo aprendieron en Cannae de aquella máquina de picar carne.
En Masilia, una Octogenaria ilegerte que vive en una rica mansión, lejos de su tierra allende de los Pirineos, mezcla de refinado estilo griego y romano, les cuenta historias a sus biznietos sobre su fallecido esposo Indalecio; hace tantos años ya.
- ¡Anda ya bisa! –
Lucio es el mayor de sus biznietos. Se siente más romano que hispano-griego de Masilia. Ha ido en varias ocasiones a Roma y piensa trasladarse allí cuando crezca. Para él se trata de una ciudad invencible. Sólo los más pequeños abren la boca de admiración ante los cuentos de la bisabuela Lidia. “Sic transit gloria mundi”.

30.10.06

ENCUENTRO

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El señor Robles es consejero de uno de los bancos más importantes del país. Su información privilegiada le ha reportado enormes beneficios en la bolsa. Van más de siete crisis autoinducidas para hacer caer los valores y comprar a precio de saldo.
Su negociado es el soborno político. El banco ha financiado a todo el espectro parlamentario y por ello pueden medrar como promotores en todas las empresas del sector público; desde viviendas y polideportivos a carreteras, etc.
El señor Robles no es religioso, pero como nos ocurre a muchos descreídos, el instinto de supervivencia le hace lindar con la superstición. En su caso las cosas iban volviéndose cada vez más extremas. Con el tiempo estaba llegando al convencimiento de que sus competidores contaban con ayudas de lo oculto y arcanos poderes.
Todo empezó como pasatiempo y divertimento. Con discreción fue acumulando información sobre congregaciones que fueran afines al satanismo. Un día le dijo a su secretario de confianza que quería contactar con el grupo “discípulos luciferinos”. El secretario se quedó pensativo hasta que finalmente le confesó que era miembro de tan selecta congregación. Lleno de entusiasmo, el secretario le pidió que confiara en él. Había concertado el encuentro para el próximo domingo.
El señor Robles se vistió con un sobrio pero elegante traje de seda negra. El lugar de reunión era un sector abandonado del parking del Ministerio de Fomento. Al llegar vio a mucha gente vestida como él. Se dirigió hacia ellos cuando se interpuso en su camino el secretario.
- ¡Señor Robles!, usted tiene que venir por aquí. – le indicó el camino con lo que parecía una excesiva reverencia.
Le acompañó pensando que tal vez tuviera que someterse a un rito iniciático, claro. Saliendo por un lateral se encontró con un atril y un micro. Los congregados parecían mirar hacia lo alto y entonaban letanías: “Señor, gracias por dignarte a confortar a tus siervos”. Una de las cosas que nunca le ha gustado al señor Robles es desentonar en las reuniones sociales. Tiene un instinto innato para todo tipo de protocolos y estaba dispuesto a imitar a los fieles repitiendo su frase.
Justo cuando iba a comenzar, se fijó en que conocía a la mayoría de los allí presentes: la mayor parte eran concejales de urbanismo de todos los espectros políticos, de derechas e izquierdas, pasando por los filoterroristas; juntos en perfecta comunión. Otra cosa que le llamó la atención es que no estaban mirando al cielo como había creído en un principio, le estaban mirando a él. Entonces lo comprendió todo. Su prurito parareligioso le había llevado a encontrarse consigo mismo.
-“Hijos míos – comenzó – en respuesta a vuestras plegarias he venido a bendeciros y daros calor. Es justo que el sacramento que tantas veces hemos realizado por separado podamos llevarlo a cabo en comunidad”.
La sala le dirigió una expresión de absoluta devoción. Todos los fieles habían traído sus misales con sus contratas y proyectos de construcción. Maniatado y sobre un altar estaba un anónimo contribuyente. Uno de los concejales más antiguos le dio un corte en el cuello, haciendo brotar la sangre con la que se habrían de firmar los contratos en la eucaristía.

20.10.06

VACILANDO AL BACILO

fleming


Están muy preocupados por el mal uso de los antibióticos. Vale.
Es inútil usar este tipo de medicamento, para por ejemplo, infecciones virales. Cierto.
La ministra de sanidad piensa... (¡Cuidado!).


Las verdades a medias son mucho más peligrosas que las mentiras absolutas. Dentro de una mentira total, al menos existe ese toque de honestidad del que uno puede colegir que todo el mensaje es falso.
Utilizar antibióticos cuando no procede puede ser peligroso para el usuario. Va a tener todos sus efectos secundarios ( inherentes a cualquier medicamento ) y ningún beneficio.
No utilizar antibióticos cuando sí procede puede ser peligroso para el usuario. Va a desarrollar una infección que a lo peor le lleva a la tumba.


En principio, que se desarrollen medidas para evitar el mal uso de estas herramientas terapéuticas es algo positivo. El problema es que muchas veces, el afán de fiscalizar e intervenir en todos los aspectos de la vida del ciudadano puede tener efectos más devastadores que beneficiosos.
En las democracias deficientes ( como la española ), en la que no hay criterios de selección de nuestros políticos , (puesto que vienen en listas bloqueadas y dependientes del partido) , por muy simpatizante que seas de un grupo, por muy afín que seas a determinadas ideas, si el partido decide que , por ejemplo, un asesino en serie forme parte de dicha lista, tan sólo tendrás dos opciones: aceptarlo o abstenerte. Decíamos pues, que en las democracias deficientes, si de algo tienes la certeza, es que con el paso del tiempo, lo más ruín, torpe, subnormal, cuando no criminal, de la política, va a formar parte de sus cuadros superiores.
Ante cualquier decisión tomada por este tipo de infrapersonas ( buenas para nada y para nadie, en las que no media la única soberanía legítima: el pueblo ), las elegidas por el partido; la primera reacción ha de ser la de desconfianza. Siempre hay que pensar que un oligofrénico, aunque diga que va usar la motosierra para talar un árbol, lo que puede acabar haciendo es cortarte la cabeza ( también se la puede cortar él mismo, pero en política no suele caer esa breva. Ignoro el porqué ).

“... no se deben vender sin receta... patatín, patatán... hay que hacer campañas de... “. Bien, muchas cosas serán más o menos discutibles, pero no implican en sí mismas nada malo. El plumero intervencionista se descubre cuando comienzan los verdaderos disparates. En el diario médico aparece la noticia de que la ministra de sanidad, además de las medidas referidas en el apartado de “patatín y patatán”, que podrán estar más o menos bien, tiene la intención de “presionar” ( lo que puede acabar en sanciones ) a los médicos de Atención Primaria para que prescriban menos antibióticos. Vamos a ver, la decisión de prescribir o no esos medicamentos puede , es verdad, estar distorsionada por elementos ajenos a los estrictamente profesionales y científicos. ¡Ojo!, cierto que el profesional puede tener la mano larga, cierto que pueda abusarse de su uso preventivo ( que por cierto, el hecho de que algo sea preventivo no lo convierte en innecesario. Ya hablaremos luego ), pero es mucho más cierto que es preferible una decisión médica que política.
Entre los médicos hay de todo. Por desgracia, y por sus propios mecanismos de promoción, en las altas esferas de la política prevalece un sólo tipo de persona, cuya mejor cualidad es la ineptitud. Los factores que influyen en la decisión del facultativo están mediados, en ocasiones, por la presión del paciente pero no va a ser un político de mierda quien mejor sepa lo que le conviene.
Si realmente la masificación y el no poder estudiar adecuadamente la evolución de la enfermedad del usuario es lo que contribuye al exceso de recetas mal indicadas, la única política plausible es la que se orienta a paliar dicha masificación ( en la medida de lo posible ). Dicho esto, el criterio ha de ser médico y no político (“jospis, no conviene que se receten tantos antibióticos. Solución: presionemos para que se receten menos”. No hija no. Trata de solucionar el entorno que dificulta la valoración profesional, pero ésta debe ser siempre profesional ).
Incluso acciones del “buen samaritano” que se impulsan desde las Administraciones Públicas corren el riesgo de convertirse en consejos peligrosos para el común. Campañas de: “la gripe no la cura el antibiótico, si tienes gripe toma líquidos y descansa” no deja de ser un atrevimiento político en el que se osa diagnosticar y tratar al potencial usuario sin estar cualificado ( ¿No habíamos quedado en que la automedicación es mala? ).
En 1918 la gripe mató ha más de doscientas mil personas sólo en España. Si hubieran existido antibióticos ( descubiertos por Fleming en el 28 pero no desarrollados hasta la segunda guerra mundial ), no se habría curado ningún caso de gripe pero tampoco habrían muerto tantos por las infecciones ( bacterianas ) secundarias al virus ( que son las que realmente se los llevaron al otro mundo ). Cabe la posibilidad de que para determinadas personas, ya sea por su edad o sus características individuales, se pueda estimar necesario administrar antibióticos de forma preventiva. No es incompatible que una infección bacteriana coexista con la viral, o incluso que el virus haya sido un precursor. De hecho, la irritación de las vías altas respiratorias que provoca una infección viral, es un caldo de cultivo acojonante para que las bacterias se lancen al ataque.
Si alguien tiene dudas que haga la siguiente prueba ( no la recomiendo ): Que grite como un poseso toda la noche, que tome bebidas extremadamente frías o calientes, o que haga cualquier cosa que acabe dejándole la garganta como el culo de un Mandril. Habrá conseguido una irritación comparable a los resultados de una infección viral. Pues bien, si su sistema inmune está cachas puede que la cosa quede ahí, pero si lo repite con la suficiente frecuencia y es perseverante acabará consiguiendo una bonita infección. Otra forma más fácil de verlo es rasparse la piel del brazo hasta que adquiera una tonalidad rojo-amarillenta ( si hay puntitos de sangre , mejor que mejor, tal que la garganta y los bronquios en una infección, vírica o no, de puta madre ). En este caso la irritación es de causa mecánica, pero la infección ( si el experimento se ha hecho con los debidos huevos u ovarios ) está asegurada.
Por lo tanto, hay que volver a insistir en que peor que la mentira es la verdad incompleta. Un resfriado vírico no se cura con antibióticos, pero hay que controlar la evolución.
En días anteriores, en el mismo diario médico venía una información correcta y sensata en manos de los profesionales pero nefasta si un político hijo de mala madre acabara metiendo sus pútridas narices. Se refería al exceso de prescripción antibiótica para las otitis de los niños. El articulo se orientaba a los profesionales con la intención de que, siempre que fuera posible ( no siempre lo es debido a la masificación ), se esperara , pero vigilando, hasta saber si realmente es necesario o puede resolverse sin ellos.
Una persona sana se puede permitir el lujo de esperar y vigilar la evolución de su catarro ( en origen casi siempre víricos e insensibles absolutamente al antibiótico ), que tiene un desarrollo lógico y bien definido desde su inicio a su resolución. Lo que no se puede desde la Administración pública es sentenciar , sin más, que “no pasa na, agua, agua y trapos calientes”. No hijos no, eso para las santas madres del político de turno. Si el abuelito cae malito que nadie se resigne ha darle zumitos sin más ( sin consultar al médico) ( “e que lo ha dicho la señá menestra, que con agüita....”), y que vayan pasando los días y la tos de perro se convierta en un silbido agónico. Se corre el riesgo de que la mamá al jugar con su hijita al “¿dónde está el yayo?”, la criatura responda: “el yayo etá amarillo” señalando su yerto cuerpo con el dedito. Es legítimo y comprensible desconfiar de la clase médica, pero de verdad, hacer más caso al político puede ser suicida.

Para terminar, lo importante ya está dicho, sólo resta que señalemos de forma somera, que en lo que se refiere a la resistencia antibiótica, las cosas no son tan simples como su mal uso. Desde el propio descubrimiento por Fleming de la penicilina, ya se sabía que con el tiempo la bacterias irían haciéndose cada vez más bordes. Es ley natural, aquellas que sobreviven ( sí, esos animalitos también pugnan por su supervivencia ) serán cada vez más fuertes. Ellas aprenden de forma involuntaria, la que más se ha tardado en matar es por que tiene más mecanismos de defensa contra el medicamento. Si no ha sido eliminada, sus hijas tendrán sus características ( ser bordes ).
Un científico del campo biológico ( lamento no recordar su nombre ) decía que desde los años 70 no se han desarrollado realmente nuevos antibióticos ( si modificaciones de los existentes ) y que se nos está pasando el arroz un poquito, vamos, que no hay que dormirse. La ventaja que tenemos es que mientras el pobre bicho no puede ir por delante de su infortunio, nosotros si podemos desarrollar estrategias que vayan por delante de los mecanismos que estas hayan desplegado contra el antibiótico.
No siempre hay una relación directa entre bacterias bordes y el abuso de determinado antibiótico. Hoy hay tuberculosis muy, pero que muy japutas.... nadie se automedica con antituberculosos, la resistencia del bacilo de koch no se debe a la automedicación masiva ( aunque sí a la inframedicación de determinados grupos como yonquis, etc. ). Otro tanto con las nosocomiales, que son de ámbito intrahospitalario y no del metro. En fin, es complicado. Como Sísifo, estamos condenados a ir por delante de las infecciones estudiando nuevas y mejores maneras de combatirlas. Esto ocurrirá incluso si el tratamiento antibiótico fuera prescrito con una escrupulosidad perfecta: las bacterias se acabarán haciendo resistentes. Por supuesto que cuanto más tarde mejor.
Salud.

16.10.06

EL MURMULLO DEL ARROYO INSTILA GOLPES DE FUERZA A MI INDOMITA PARSIMONIA

sinapsis

Lo tiene escondido en el cuarto de las cosas. No se atreve a decírselo a nadie por miedo a que sea mentira y le tomen por loco. Lo ha tenido que atar. ¡Cómo se movía el condenado!.
En el ascensor se encuentra con su vecina. Sabe que lo espía por la mirilla cuando viene puesto el fin de semana. Total, por tomarse unos ginc-tonics y cantar: “Escándalo es un escándalo...”.
No es que le guste Rafael, pero cuando bebe...
El portero ya le está mirando con esa cara.
- ¿Qué tal Andrés, a trabajar?.
Andrés le hace un gesto afirmativo, pero piensa:
- “No, me voy a capar gatos a las siete de la mañana, ¡no te jode!.
Odia el retintín del portero. ¡Ojalá pudiera hacerlo desaparecer con el pensamiento!. No es posible. Es algo que lleva intentando desde pequeño y sabe que no. Siempre tuvo la esperanza de que, tal vez, algún día se le otorgarán poderes mágicos. Si lo que tiene en el cuarto es lo que piensa y no fruto de algún delirio, puede que ahora sí consiga algún tipo de poder o algo.
Aparca el coche en el parking de la superficie comercial en la que trabaja. El sueldo es una mierda y los compañeros imposibles.
Marta ha vuelto de vacaciones. Es la jefa de las cajeras y estaría de buen ver si no se hubiera quedado preñada este verano.
- ¡Hoola Marta!- Andrés le da dos besos a Marta.
- Ya ves – dice ella – de vuelta a la mina.
- ¡Vaya moreno que traes!. Veo que Miguel y tu habéis encargado un hermanito para Iván.
- ... No, es que hemos estado en Cantabria y me he pasado un poco comiendo – se sonroja.
- Esto... Me llaman por ahí... –
- “Ya hemos metido la pata – piensa - . Bueno, entre su baja por lumbalgia y las vacaciones hacía tiempo que no la veía. Pues nada, que se ha engordado un poquito. ¡Ay, la edad!, que estragos hace en todos nosotros.”
Cuando Andrés llega al glorioso departamento de marketing ( donde personas con cabeza y brazos se encargan de decorar el templo comercial ), ve a Luisma, su jefecillo, hablando con el pijo de recursos humanos ( también se denomina RRHH, como si ese tipo de departamentos fuera una comunidad autónoma o algo distinto a una colección de soplapollas con psicología nula y una extraordinaria habilidad para seleccionar al menos indicado para el puesto más desatinado).
- ¡Hombre, Andrés!, le comentaba a tu jefe que ya está bien de que los de decoración vayáis por libre. ¿Qué os parecería llevar un uniforme que diera un aspecto más corporativo?.
Durante unos segundos, Andrés se queda callado.
- ¿Para qué?. Nos pasamos el día colgados de la escalera cambiando anuncios. Es mejor que llevemos ropa cómoda.
- No, en serio – insiste Germán ( mister RRHH ) - Aquí nos tenemos que dejar la piel por la empresa. Seguro que tu jefe, el bueno de Luisma, daría la piel de su prepucio, ja, ja. – se ríe con la gracia de una sandía.
- Pues va a ser que no – responde Luisma - , estoy operado de fimosis...
Los pelotas de Agustín y Lourdes le ríen la gracia. Andrés y Clara se ponen a trabajar pasando de todo.
Mister RRHH se va. Luisma se rasca el trasero con disimulo y dice:
- Ya lo habéis oído. Tendréis que poneros uniforme. Es verdad que no me había fijado, pero da muy mala imagen veros a cada uno de cualquier manera – refuerza el argumento estirándose la manga de su traje. Es para que todos veamos la belleza de sus gemelos a juego con la aguja de la corbata.
Andrés no tiene el día templado y en vez de callarse, habla.
- ¡Joder!, vamos a ver, todo el mundo sabe, excepto los gilipollas, que el personal de mantenimiento, limpieza, reponedores, etc, somos invisibles. ¡Es un hecho científico!. Hasta que trabajé aquí ni siquiera sabía que existían. Alguien limpia, alguien cuelga los cartelitos de mierda, alguien quita y pone las cosas... pero eso al público le importa un carajo. No-nos-ven. Entonces ¿Para qué andarse con ostias?. O lo que es peor, ¿qué sentido tiene que nos vean?. Precisamente la ventaja de estas cosas es que pasen inadvertidas... Vamos, digo yo – termina encogiéndose de hombros.
Luisma pone cara de vinagre y su fingido buen rollo de jefe-colega termina.
- Mi-mira, si eres tan listo se lo dices a don Roberto ( su padre ) , que es uno de los que han propuesto la idea.
Andrés está quemadito.
- Pues vale. Hablando del rey de Roma, por ahí va, hacia la sección de embutidos para verle el culo a Yenifer.
Andrés le hace gestos a don Roberto. Este se gira extrañado y se acerca componiendo la cara de jefazo responsable.
- Hola, que tal. ¿Quería usted algo?. – Don Roberto tiene que mostrar cierta irritación por que debe hacer ver a sus subordinados que gesticular no es la forma correcta de dirigirse a un superior ( y menos con un traje tan elegante como el suyo ).
- Sí. Le comentaba a su hijo que lo de ponernos uniformes me parece una gilipollez y que es algo que sólo se le ocurre a los soplagaitas...
Don Roberto se queda sin palabras. Luisma se queda sin palabras. Andrés se queda tan tranquilo y no para la maquina que está imprimiendo “melones de oferta”, amontonándose en el suelo.


Andrés supone que le van a despedir. No le importa por que anoche capturó a un duende, a un duende auténtico. ¿Porqué no?. ¿Es acaso más absurda la existencia de ese ser que el hecho de estar en una gigantesca pelota que da vueltas alrededor del sol?. ¿Es más absurdo que las estrellas?. A lo mejor el duende le da poderes. Será comedido en la venganza.
Al llegar la hora de salida va con las llaves de su coche en la mano. En el parking del centro comercial, junto a los carritos de la compra, está el 4x4 de Luisma. Sin preocuparse de si le ven o no, raya todo el lateral.
En el piso huele raro. El cuarto de las cosas tiene el aspecto de una caja sorpresa. Andrés no puede con los nervios y casi no se atreve a abrir la puerta. ¿Y si todo ha sido un sueño?. No, se cercionó de que era verdad. A pesar de los cinco ging-tonics, cuando agarró al bicho se concentró en recordarse que era real. Sí, está seguro. Además, todavía tiene los arañazos en los brazos.
Antes de abrir la puerta repasa mentalmente: “Ayer por la tarde me fui al bar de Pablo y me tomé algún cubata, después me volví directo a casa y en el rellano me encontré al duende. ¡Coño, que sí, que es verdad!”.
Al encender la luz ve una sombra que se esconde debajo de una caja vacía. El condenado ha debido soltarse de sus ataduras. Con cautela, levanta la caja y agarra al duende por el cuello. Entre chillidos, el ser le da un mordisco y se queda tumbado cara arriba.
A pesar de los chorretones de sangre, Andrés mira al bicho con más detenimiento. No se parece en nada a lo que tenía en mente. El hubiera jurado mil veces que era un duende. No obstante es un bicho antropomórfico con los ojos hinchados y unos labios que se parecen a los de Kate Moss.
Empiezan a asaltarle dudas. Ahora está seguro de que “eso” es un animal. ¿Pero qué coño es?. Le da dos toques con la mano, pero parece como aletargado. ¡Qué no cunda el pánico!.
Para templar los nervios enciende el televisor. Su programa favorito: “Sucedió en Madrid”.
- “Un centro veterinario de Carabanchel ha denunciado la desaparición de un mono Capuchino. El animal perdió la cola por la extraña infección que padece. Tiene la cara hinchada y es muy contagioso. Si alguien da con el animal, que avise a las autoridades sanitarias inmediatamente, pero que bajo ningún concepto lo toque. Aquí tenemos a Gerardo Cepeda, su veterinario.”-
- “ Bueno, Ching, que es el nombre del animal, padece una extraña enfermedad. No es normal que sea agresivo, pero sería recomendable no acercarse. El pobre tiene también estreñimiento crónico e hidrocefalia idiopática. Su lugar es nuestra clínica veterinaria. Recuerden, no lo toquen. “
Andrés se queda pensativo. Ahora lo comprende. Es un mono-duende. Bueno, respecto a la hidro no sé qué, no puede ayudarle, pero le aliviará el estreñimiento.
En la farmacia de guardia no hay ni Dios. Una señorita sale de la rebotica y le mira con cara de circunstancias. Cuando Andrés va a pedir el medicamento entran como medio millón de personas que estaban escondidas en una alcantarilla.
- Buenas tardes, me da supositorios para el estreñimiento, por favor.
- ¿Cómo dice? – le responde la boticaria.
- “Mira que me he preocupado de vocalizar correctamente, pero la bruja se tenía que hacer la sueca” – piensa Andrés.
- Decía – suelta en voz medio-alta – que venía a por supositorios para poder cagar.
La parroquia pone cara de circunstancias y la farmacéutica le sirve el medicamento con total diligencia.
- Serán tres euros con cincuenta – le dice con tono de “yo no soy nadie”.
Andrés rebusca en sus bolsillos y entre tanto se gira hacia el primer cliente que tiene al lado.
- El otro día – comienza a contarle sin venir a cuento – mi prima Eugenia vino a casa con veinte euros en monedas. Yo le dije: “ ¿De dónde has sacado toda esa calderilla?”. Ella se encogió de hombros y me dijo: “ Es que un señor que venía detrás de mi me iba tirando monedas por delante”. Entonces yo, al fijarme en su minifalda le respondo: “Pero tonta, ¿no ves que lo hacía para verte la bragas?”. Y ¿a qué no saben lo que me contestó?... Dijo:“Pues se tuvo que joder, no llevo...”
En la farmacia no se oye ni una mosca.
Andrés, una vez que ha pagado, se va. No puede evitar decir antes de salir:
- No llevo... bragas. ¿Entienden?....
“¡Qué gente más sosa!”, piensa.

Al llegar a casa se encuentra a su hermano Vicente en la sala de estar. Andrés es presa del mal rollo. No es por nada especial, pero el tono paternal de su hermano le acaba jodiendo siempre un poco.
- ¿Te has caído por aquí, frater?.
- Hola Andrés – comienza serio - . He estado esta tarde hablando con Luis Miguel y don Roberto.
- “¡Vaya!” – piensa Andrés.
- Acompañaba a mamá al súper cuando nos cruzamos con ellos.
- “Ya está el capullo soltando las cosas poco a poco. ¡Como le gusta dosificar su cháchara como si fuera medicina!. Menos mal que no puedo odiarlo.” – runrunea para sus adentros.
- Antes de que me vengas con gaitas de que si te tienen por que desgravan a hacienda y tal – asevera Vicente - , que sepas que siempre han sido amigos de nuestra familia y nos han ayudado mucho.
- “Comenzó el sermón”.
Vicente se levanta y rebusca en el bolsillo de su abrigo. Como quien no quiere la cosa saca varios botes de una cosa que no puede dejar de ser “las pastillas”.
- La enfermera de don Miguel me ha dicho que hace semanas que no vas a por las recetas – le mira como esperando respuesta.
Finalmente suspira y hace un gesto negativo con la cabeza.
- Andrés, Andrés... Ya sabes lo peligroso que es que no te tomes la medicación. Recuerda lo que le pasó a papá...
- “ Que lo jodísteis entre todos” – se dice a sí mismo con convicción.
- Esto... ¡Joder Vicente!. Ayer mismo se me acabaron. Iba a ir dentro de un rato al consultorio. De todos modos, gracias.
- Don Roberto me ha dicho que te comportabas raro. Luis Miguel también está preocupado. Además está de mala leche por que alguien le ha debido rayar el coche nuevo. Don Roberto, ya sabes como es, ha dicho que eso le pasa por no molestarse en meterlo al sótano, ya que al centro comercial van muchas mujeres en coche – dice Vicente esbozando media sonrisa.
- “Seguro que a él le han reído la gracia. Si lo cuento yo me denuncian a liga feminista. Como mucho un silencio sepulcral como en la farmacia. ¡Que se joda Luisma!” – Andrés sonríe, quizás demasiado.
- Pues nada hermanito, que me tengo que ir. En serio, ten mucho cuidado con saltarte la medicación. Sabes que aunque te encuentres bien, en poco tiempo las cosas son como son...
- No hay miedo frater – le responde agarrando a su hermano del brazo y dedicándole una mirada de confianza e intachable reponsabilidad.

Ya está sólo. Andrés piensa que nadie puede sospechar que lleva más de un año sin administrarse ese veneno. No obstante, tendrá que ser más cuidadoso, el no ir a por las recetas ha sido un error. Lo único que le molesta es que no sabe que hacer para que le despidan. El sólo quiere que lo declaren inútil y vivir de una pensión de inutilidad. En fin, le aplicará los supositorios al duende. Este no tendrá más remedio que sentirse agradecido. Sí, sospecha que las cosas van a ir muy bien a partir de ahora. Incluso el picor que tiene en los ojos y el extraño sarpullido que intuye en su espalda son una molestia menor. Las cosas ruedan bien.
- ¡Duende!, ¡duendecillo!. Ven aquí que te voy a solucionar el atasco.
En un rincón, el pobre duende, su cabeza hinchada y sus ojos presos de un exoftalmos severo, ven como se acerca Andrés con uno de los supositorios.
- “Podrías quitarle el papel de aluminio, joputa. – piensa el duende con terror. “

6.10.06

NASTARAFU

gatonegro


Huérfano de padre a los cinco años, nunca tuvo del todo claro que es lo que le ocurrió a su progenitor.
Emeterio tenía la sensación de que su madre era una bruja y sospechaba que cuando iba al pueblo a chiquillear con los otros niños, aprovechaba para reunirse con otras y hacer conjuros.
- ¡Emeterio! – le grita Teodoro al verlo llegar - ¿es verdad que tu madre es una puta?.
Todos los chavales se carcajean. Se supone que tiene que enfadarse, por lo de la honra y todo eso. Con desgana coge un pedrusco y se lo lanza a Teodoro sin apuntar.
En pocos segundos se forma un gran revuelo. Todos están alrededor del muchacho. La pedrada le ha reventado un ojo y está en el suelo inconsciente junto a un gran charco de sangre.
¡Vaya por Dios! – piensa Emeterio.
Aparece el cura y el boticario. ¿Dónde coño estaban escondidos?. La plaza del pueblo ha congregado a todos. Aparte, en un rincón y como muestra de culpa, Emeterio se sienta en un banco; el que está junto al nogal podrido.
- ¡Hay que llevarlo a la ciudad! – grita el boticario.
El padre del desgraciado da gritos de fingido dolor – la pedrada no le ha dado a él – y amenaza de muerte a Emeterio. El cura le convence de que no empeore las cosas, ya se encargará de hablar con las autoridades. El párroco ha trazado un plan que incluye la reclusión de Emeterio en un correccional.


Higinia llega sin aliento al Ayuntamiento. Su hijo se encuentra entre dos alguaciles y el cura le dice algo en tono severo.
- ¿Qué es eso de que vais a encerrar a mi hijo? –les desafía.
- Mire doña Higinia, su hijo es díscolo y desobediente. A ustedes no les vemos por la Iglesia ni en las fiestas grandes. Es por el bien del muchacho. En la institución que yo conozco lo pondrán firme. – el cura está seguro de lo que dice.
- Si se llevan a mi hijo juro que os voy a maldecir a todos. Este pueblo se sumirá en el infierno.
- Tal vez deberíamos internar también a la madre – le dice en voz baja el Alcalde al boticario mientras se toca con el índice la sien.
- ¡No blasfeme! – se irrita el cura - ¿Así nos agradece las ayudas que le damos por su viudez?
- ¿Qué ayudas?. A mi se me paga por mis costuras y bordados.
- Si sigue dando problemas nos encargaremos de que nadie le haga encargos. En cualquier caso, dudo que haya quien requiera sus servicios a partir de ahora. – tercia el Alcalde.


La diligencia que tiene que llevarse a Emeterio parece que se retrasa. Las fuerzas vivas están esperando al sol junto al cruce. La madre está allí con la mirada desafiante.
- No te preocupes Emeterio que nadie se te va a llevar a ningún sitio.
Por el camino llega Olegario, un labrador duro de mollera y con voz de caballo.
- ¡Qué san matao!, la carreta en que llevaban al Teodoro al hospital sa chocao con la diligencia y se han caido por el barranco.
Las caras son de alarma y circunstancias.
El Alcalde da orden de retengan al chico y se va con la mayoría del pueblo al lugar del accidente.
Los alguaciles están nerviosos. No les gusta la idea de quedarse a solas con el chaval y su madre. Para postre empieza a anochecer. Higinia se ríe terroríficamente y a uno de los guardias le da un ataque de tos.
- ¡San Blas, San Blas! – le dice el compañero con dos palmadas a la espalda.
La tos no cede. Parece que se va ahogar. Comienza a vomitar sangre y en pocos segundos se queda inerte en el suelo. El otro se desmaya del susto y comienza a tronar.
Una riada gigantesca sorprende a aquellos que han ido en auxilio de la diligencia. Sólo el cura sobrevive, al resto se los lleva el agua.
En la aldea todo el mundo tiene las ventanas cerradas. El Alcalde, el boticario y el maestro se han perdido en el barranco y el cura se esconde en la iglesia cerrando todas las puertas a cal y canto.
Emeterio mira a su madre entre asustado y sorprendido. Van recorriendo las calles pero nadie se asoma, están cagados de miedo.
Higinia entra en casa del Alcalde. Sólo está su mujer y su suegra.
- ¡Malditos!. ¡Belcebú viene a por vosotros! – grita Higinia para asegurarse de que no los molesten. Se gira a su hijo y le dice en voz baja:
- Yo voy a seguir con el teatro. Rebusca en el cuarto de la Alcaldesa y coge todo lo que haya de valor.
- ¡La sangre negra de Satanás se verterá sobre este pueblo!


Vagan por los caminos. El pueblo queda a más de quince kilómetros y tienen que descansar.
- Mamá, no sabía que tenías poderes.
- Hijo, yo sólo tengo una sierra y una hinchazón de gónadas por el puñetero pueblo. Todos murmurando. No se puede vivir tranquilamente. Dentro de cada persona hay un gran inquisidor que lo quiere saber todo de los demás.
- ¡Pero te he visto!, eres bruja... Es fantástico, tienes que enseñarme.
- Hijo, en cuanto me enteré de que el cura tenía planes para ti, serré los radios de las ruedas de la carreta en la que iban a llevar al mal nacido de Teodoro. Estoy orgullosa de mi Emeterio. No permitas que nadie llame puta a tu madre.
- ¿Y los alguaciles?.
- Aprensión. Al enviudar, cuando murió tu maldi... , bueno, tu padre, fui rodeándome de un halo de misterio y extravagancia para que me dejaran en paz. – Higinia se queda pensativa y mira los ojos sorprendidos de Emeterio. Prosigue.
- Mira, en nuestra aldea siempre son los demás los que planifican tu vida por ti. Incluso el matrimonio. No estaba dispuesta a que volvieran a meterse en mis asuntos. ¡En el fondo es lo que mejor nos ha podido pasar! – suspira.
Amanece y refresca. Hay que marchar.
Evitan las rutas transitadas. Aún así, se cruzan con una pareja montada de la recién creada Guardia Civil, acompañada de perros.
- Oye – le susurra a su compañero - , coinciden con la descripción.
- ¡Alto! – grita el sargento picando espuelas.
Higinia levanta los brazos y grita de forma demoníaca.
- ¡Hiiiiiiiiiiiiioooooooooooooooo!, ¡Nastarafú, Decapael, Sazán!.
Los ojos desorbitados de los guardias coinciden con el encabritamiento de las bestias. Los perros huyen despavoridos y la pareja hace lo propio tras sus panificadas monturas.
- Cría fama... – le dice a su hijo guiñándole un ojo.
- Sí, - piensa Emeterio - , pero las bestias no entienden de aprensiones.

Aprovechando en un descanso que su madre se ha ido a resolver sus necesidades fisiológicas con la naturaleza, Emeterio quiere saber si ha heredado las facultades que cree que posee Higinia. En el tronco en que está sentado hay una rana verdigris a la espera de moscas. Emeterio se coloca frente a ella y levanta sus brazos.
- ¡Nastarafú, Decapael, Sazán!.
Nada, el batracio sigue como si tal cosa.
Su madre vuelve de la espesura y se sienta junto a él en el tronco.
- Tendremos que cambiar de aspecto e ir lo más lejos posible para empezar de nuevo, hijo – le palmea la espalda.
Deciden levantar el campamento para seguir su camino. Se escucha un ruido sordo. Nadie se percata de que un anfibio con la textura del mármol ha chocado contra una roca del suelo al deslizarse del tronco.

24.9.06

CRONICAS DEL BUEN ROLLO

borracho


Hay un epitafio en el osario
que reza escrito con tiza:
“El más feliz de este barrio,
murió de una paliza .”

Por las calles, vagabundo,
va el borracho con sus penas.
Siente en el bolsillo la cena:
Un bocadillo de pan,
que tiene el sabor inmundo,
de su pie infecto en gangrena;
y nada le importa si llega,
la muerte o el despertar.
Ya poco desea, sin duda,
salvo ser feliz un instante,
ese, que tal vez aguante,
hasta morir de verdad.
.

Cayendo por la ventana,
me dije a mi mismo, yo,
que si no tuviera alas,
el golpe iba ser tremendo,
haría tal gran estruendo,
que se oiría en suelo, ¡plof!.
Menos mal que soy un pájaro,
¿si no de que habría saltado,
sin haber llevado a mi lado,
aspirinas contra el dolor.?
...eeh, fin.


En un pesebre hay tumbado,
entre dos cadáveres secos,
el cuerpo yerto, deshecho,
de un niño de ojos extraños.
Los reyes pasan de largo,
no hay mirra, oro, ni incienso,
tan solo el santo silencio,
y la suciedad de los años.
El crimen ya fue realidad,
cuando el padre justiciero,
cogiendo el azul acero,
se negó a ver la verdad:
Que sin estrellas en el cielo,
y como manto la intemperie,
siempre es posible que quiebre,
una mente sin piedad.


Camina el pato cansino,
no encuentra a sus padres,
se le está haciendo tarde,
y no llega al hogar.
Desconoce su destino,
que está entre los arbustos,
y pronto le vendrá justo,
para ponerse a volar.
El cazador ya le acecha,
con la escopeta cargada,
con la bala templada,
que le va atravesar.
CUAK; CUAK.


Suplicaban los presos cansados,
pedían sin ganas la muerte,
y se odiaban tanto por verse,
atados al cabo de un poste.
Ladraron y vecinos armados,
vinieron con barras de hierro,
mataron a golpes los perros,
que siempre lloraban de noche.
No sé quienes fueron peores:
si aquellos que los destrozaron
hastiados de tanto escucharlos,
o quien los tenía amarrados,
por el cuello al tronco de un roble.

7.9.06

SOL PONIENTE

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La niña está harta del mundo. La niña es pequeña pero entiende que todo es una puta mierda. Mira con determinación el tubo de plástico al que le ha incrustado una cuchilla en su interior; antes de colocarlo en su vagina.




- ¿Cómo que se ha olvidado el maletín, Martínez? – el viejo le mira con media sonrisa.
- No se como me ha podido ocurrir. Iba un poco mal de tiempo y...
El viejo se levanta y mientras pasea por la sala de juntas no deja de mirar burlonamente a Matías. De pronto, da un golpe sobre la mesa y empieza a hacer teatro.
- Señorita Lahuerta, ¿usted se ha olvidado sus papeles? – el viejo responde por ella - ¡No!, claro que no.
Hace un gesto de gozosa reprobación y añade con retintín:
- Señor Martínez, don Matías... Es usted mayor para dar excusas de colegial. Nadie de aquí se ha olvidado de sus obligaciones, Mar-tí-nez. –
Gira su cabeza hacia la gran pantalla que preside la reunión y prosigue simulando sorpresa:
- ¡Oh!, el señor Sakamura ya está entre nosotros. ¡Buenos días señor Sakamura!. Verá... El señor Martínez tiene que decirle algo sobre el plan de futuros y adquisiciones de nuestra empresa. Con suma amabilidad – dice mirando con boca de lobo a Matías - , nuestro ejecutivo más prometedor le explicará nuestros planes...
El viejo da un cómico bote y una palmada.
- ¡Ah!, se me olvidaba. ¡Ohhh!, señor Sakamura, el señor Martínez se ha dejado los papeles en casa.
Matías tiene el color de la cera, mientras que Oami Sakamura le mira impertérrito desde la pantalla.
Matías carraspea y empieza a hablar:
- Señor Sakamura, a grandes rasgos, las inversiones conjuntas que nuestra empresas pueden realizar...
Oami Sakamura levanta la mano con el imperativo significado de que se calle.
- Señor Martínez, “a grandes rasgos”, habíamos quedado para hablar de... los detalles. Hoy es mi aniversario de boda y ya ve, aquí estoy vía teleconferencia, tal y como habíamos acordado. Como máximo responsable de Saka&Wheel Company, entiendo que el acuerdo no les interesa. Disculpen las molestias.
Tras una breve inclinación de cabeza, la pantalla se vuelve negra.
El viejo hace un pucherito con la boca como quien dice “vaya cosas que pasan”.
- Señor Martínez, nuestra empresa acaba de perder “a grandes rasgos” unos mil millones de dólares. ¿Qué vamos a hacer ahora?. ¿Qué hacemos con su trabajo, su casa de la empresa, su coche de la empresa y su visa oro de la empresa?. Matías , ¿qué hacemos?.



- ¡Cari...!, cari, ¿estás en casa?. – Adela llega sonriente de su jornada como asistenta en casa de los Martínez.
- Estoy aquí, mi amor – Oswaldo se repantinga en el sofá viendo el voley playa femenino.
- ¿A qué no sabes lo que traigo? –
- ¿El qué, mi amor? – no le quita ojo al televisor y eructa, le da un trago a la cerveza y vuelve a eructar.
Adela piensa “este gilipollas no se me merece, pero es tan tierno”.
- Ya sabes que me acusas de chismosa, pero está vez puede que nos solucione los apuros de dineros, Oswaldito.
- “Ya sabes que me acusas de pesimista” – le imita la voz - , pero si la mierda fuera oro, los pobres no tendríamos culo, Adelita.
- ¡Eres bobo!.
- ¿Y ese maletín?. Adelita, Adelita, ¿no habremos vuelto a las andadas?. No quiero problemas con la policía.
- Calla y escucha. Cuando Matías no está en la casa, su mujer se pasa horas al teléfono. Yo me aburro mucho, total , esa gente tiene el culo tan estirado que casi ni manchan...
- Al grano Adela, al grano que va a empezar Gran Hermano.
- Bueeno. Pues eso, que es entretenido escuchar las conversaciones por el supletorio.
- ¿El maletín está lleno de dinero?, ¿qué tiene?.
Adela se queda contrariada por la interrupción.
- No lo se, no lo he abierto. Por lo que escuché, papeles importantes...
Oswaldo se ríe de forma seca
- ¡Ja!, papeles, vamos bajando el listón.
- ¿Me dejas terminar, pendejo? – le mira con seriedad.
- A lo que iba. Oí como la señora se confabulaba con el jefe de Matías para hacerle una jugada. Al parecer son amantes desde hace tiempo, y el gili del marido, que lo es, estorba.
- ¿Y en qué consistía la jugada?- Oswaldo está más interesado.
- Está mañana tenía una reunión importante con un tal “Yakamoto”, y Matías debía personarse con unos documentos importantes. Su mujer había acordado con el jefe de Matías quitarle el maletín antes de que se fuera. – Adela saca una cinta de video de su bolso – Matías siempre mete el maletín en el asiento trasero del coche. Cuando estaba listo para irse, su mujer sale corriendo y le recuerda no se qué de que tiene que llevar a devolver el ordenador a la tienda al salir del trabajo. Matías pone pegas, pero no muchas. El caso es que entra en la casa a empaquetar la máquina y su mujer aprovecha para sacar el maletín y ponerlo, supongo que de forma provisional, - se sonríe – en el contenedor de basura que tienen junto al garaje. Cuando vuelve el bobo cargado con el cachivache, le lía de tal modo, con el que si ya vas tarde, corre y tal... , que mete el trasto de cualquier modo en el asiento de delante y se va.
- Sí, si yo te sigo pero no acabo de...
- Pues que está todo grabado con las cámaras de seguridad de la finca. Y esto es la cinta, y esto es el maletín. ¿Entiendes?. Podemos demostrar la conspiración. Al Presidente de la compañía no le gustará la jugada del jefe de Matías, que les ha costado muchísimo dinero, y todo para calzarse a la señora. El jefe se irá a la calle, a Matías le ascenderán y para ello... Para que Matías se pueda desquitar tendrá que pagarnos una buena suma.
- ¿Y cómo lo hacemos? – pregunta confuso Oswaldo.
Adela suspira y saca una pequeña agenda.
- Este es el número móvil de Martínez. Le llamamos por teléfono... antes de que se suicide –añade - y le explicamos nuestras condiciones.
- Ya... – dice Oswaldo – Pero primero deberíamos ver lo que hay en el maletín ¿no?.
- ¿Y que narices te importa?. Son papeles de la empresa. Por teléfono el Jefe le dijo a la mujer de Matías que eran importantes y que pusiera el maletín a buen recaudo en cuanto se marchara su marido. Evidentemente me adelanté yo. – pone cara picarona.
Oswaldo juega con la combinación de cuatro dígitos que tiene el maletín. Cuando Adela le va a decir que se deje de tonterías, que al fin y al cabo eso es lo de menos, se escucha el “click”.
- ¡Je! – grita Oswaldo -, lo sabía, es tan gili como dices. Uno, dos, tres, cuatro.
Adela se lo quita de las manos y lo abre. Revuelve los folios y se le cae el alma a los pies.
- ¿Que ocurre? –
- Son hojas en blanco – responde con abatimiento.
- ¿Cómo que en blanco? – recupera el maletín - Mira, aquí hay uno escrito: “Al corro de la patata, comeremos ensalada, como comen los señores, alupé, alupé, sentadita me quedé “.
- El señorito estaba como una cabra, no les hubiera hecho falta a esos dos huevones de su jefe y su mujer montar el circo. Don Matías les habría dado el espectáculo igualmente en la reunión. – Adela rompe a llorar. Para postre, ni siquiera podrá volver a trabajar para la señora después de haber “robado” el maletín.
Oswaldo cambia de canal y durante unos minutos no dice nada. Al rato ya no se puede aguantar y levanta el dedo índice:
- No tendríamos culo. – sentencia.


En el jacuzzi del hotel Palace´s Mo de Bankog, el orondo Oami Sakamura le da instrucciones a su secretario.
- Cuando llegue el señor Martínez con los documentos te encargas de llevarlos a mi caja fuerte. Lo mas sustancioso son los números de cuentas de dinero B, esa empresa no podrá denunciarlo. A los demás datos también les sacaremos partido. – expele un círculo perfecto con el humo de su habano.
El secretario asiente con la cabeza.
- Ya sabes que tienes que ser discreto. Las cosas simples son las que funcionan bien. Hay que hacerle saber a Matías que estamos muy contentos con como han ido las cosas, incluso para halagar su vanidad, es conveniente que resaltes su magnífica actuación por videoconferencia... Pero ya sabes, Oami no paga a traidores, cuando lo dejes en el hotel, limítate a falsificarle con bolígrafo el pasaporte, como le hicimos al otro imbécil por lo que tu y yo sabemos. No tardes en darle el soplo a la policía. – se sacude las palmas de las manos - . ¡Y asunto terminado!. Ya le puedes decir a las niñas que pasen – enarca las cejas.
La más pequeña tiene una mirada viciosa que hace que Oami se relama. Cuando se le monta a horcajadas, el rictus de placer de Sakamura se queda petrificado.