10.12.05

UN MUNDO FELIZ

feliz

Las sirenas de las ambulancias dejan de sonar al llegar al Hospital Ciudadano Cívico de Huesca. Los celadores recogen a los accidentados y los pasan a la sala de “Valoración Civico-Sanitaria”.
La normativa exige a regañadientes que se tomen las medidas mínimas de soporte vital para los recién ingresados. Eso sí, es imprescindible que se registre todo el gasto realizado desde la recogida del paciente hasta el “Veredicto Cívico-Sanitario”.
El Dr. Nuño, el médico de guardia esa noche, está cansado. Las dos residentes que tiene a su cargo no saben hacer la o con un canuto y eso que son las mejores de su promoción. Una de ellas tuvo problemas hasta para rellenar el papeleo administrativo cuando llegó al hospital.
- “¿Que quiere decir estado civil?. - preguntaba con su carita de niña - ¿Es si soy policía, militar o algo?”.
La señorita Ascensión, de sesenta años, lleva el suficiente tiempo en la sección de personal del hospital como para estar curada de espanto. Ella tiene veinte cajas de morfina en su casa, si alguna vez se pone “realmente enferma”, las nueva hornadas de curanderos no le cogerán con vida.
- “Nada hija, nada. Lo que no sepas lo dejas en blanco... ¿vale?” - le contestó a la futura médico con la mejor de sus sonrisas.

En la sala de valoración los pacientes ya están estabilizados. Son dos mujeres y un varón, todos ellos de mediana edad. Una de ellas, se salió de la carretera al quedarse dormida y atropelló a un primo que estaba meando en la cuneta. La otra, la más joven, tuvo un accidente haciendo escalada libre en la montaña. Todos sufren politraumatismos de diversa consideración pero el peor parado es el atropellado.
Un silencio glacial recorre la sala. El doctor Nuño sale de ella seguida de las dos residentes. Deliberadamente choca con el hombro del Comisionado Médico para la Virtud que entra en esos momentos para hacer su trabajo. Su nombre es Matías y le dirige una fría mirada a nuestro médico como advirtiéndole de que toma nota de su actitud.
Por lo general, los médicos se quedan con los Comisionados por si necesitan algún tipo de ayuda. El Dr. Nuño preguntó el primer día que se instauró esa especialidad que si era obligatorio por ley quedarse con “ellos”; no lo era, por lo que se niega a coincidir en la misma sala con esos especímenes.

Al cabo de un rato, el Comisionado sale de la sala hecho una furia.
- ¿Donde está el médico del 061 que ha atendido al sujeto varón en el lugar del accidente?.
Su mirada inspira temor a todo el personal sanitario y al fijarse en un auxiliar, los nervios derrumban al pobre currito.
- Es-está en, en cafetería, tiene...
No le deja terminar.
- ¡Dr. Nuño!. Aunque no le guste, tendrá que venir conmigo. La ley exige que el responsable de urgencias esté presente cuando va a haber un expediente criminal en el hospital.
El Dr. Nuño eleva la vista al cielo. No es muy religioso pero se cree obligado cagarse en Dios, aunque sea en voz baja. Es más, se ve en la necesidad de añadir una vetusta blasfemia riojana a modo de plegaria: ”me cago en todos los santos en un garrafón y la Virgen de tapón, amen”.
Se dirigen los dos a cafetería. El Comisionado Matías entra con el dedo indice señalando a la Doctora Navajas del 061 que se está tomando un café descafeinado ( no hay otro en el hospital ), mientras descansa un poco hasta que los vuelvan a llamar para ponerse en ruta.
- ¡Artículo 26! - grita Matías.
- ¡Ar-tí-cu-lo 26! - vuelve a gritar mientras señala a la Doctora.
La Doctora se vuelve con odio hacia el Comisionado.
- Mire usted, Comisionado, aquí esta el registro de la “Consola de detección”.
La Doctora Navajas le muestra el mini ordenador de análisis espectroscópico que ya quisiera para si la compañía de aguas.
El comisionado examina el aparato y ve los registros negativos del chisme. Durante unos segundos se rasca la cabeza con preocupación, pero al poco su boca esboza un rictus maléfico. Conecta su propia consola a la de la Doctora. Su aparato es más moderno y de reciente creación.
- No es necesaria la creación de Comisionados decían algunos - comenta con sorna Matías.
- Aquí está la prueba - continúa - Usted ha borrado los datos del paciente y los ha falsificado. Si supiera informática sabría que borrar no es lo mismo que eliminar. Es muy interesante su consola, de aquí van a salir cosas muy interesantes... Veremos lo que ha hecho cuando no estaba yo para hacer las valoraciones, algo me dice que nos encontramos ante la comisión continuada de crímenes contra la salud pública. La policía ya está de camino.
En ese mismo momento entran los agentes antidisturbios acompañados de cuatro soldados armados con fusiles de asalto y le colocan los grilletes. Cuando se la llevan, el Dr. Nuño vuelve a quedarse sólo con Matías.
- Usted sabía lo que ocurría aquí antes de mi llegada. No se confíe, si encuentro pruebas estará listo. A lo que vamos. Las dos mujeres podrán ingresar, aunque una de ellas tiene el colesterol un poco elevado. No es grave y el espectroscopio no ha registrado restos de grasas saturadas en la boca... Pero yo no me chupo el dedo y durante su estancia le realizaré pruebas adicionales así como la investigación medico-policial de rutina en su entorno familiar y de amigos...
El Dr. Nuño se limita a asentir; cada vez se encuentra más cansado.
- Ahora volvamos a la sala de Valoración para que se realice el ingreso de las señoras y procedamos a la expulsión de ese indeseable. El articulo 26 exige que se analice cualquier resto nicotínico en cualquier persona que vaya a recibir asistencia sanitaria. El delito de la Doctora Navajas es... Es sencillamente abominable. - su expresión es de placer supremo, enferma.
Cuando están en la Sala, el Comisionado coloca dos etiquetas verdes sobre las mujeres, aunque añade una naranja sobre la que tiene el colesterol un poco alto. A la otra le coloca además un sello azul. Esto significa que será un ingreso Vip por haber sido baja en el cumplimiento del deber; o lo que es lo mismo, haciendo deporte. El hecho de que su actividad, la escalada libre, sea peligrosa, incrementa el mérito. Los deportista tienen que ser tratados mejor por que son mejores personas; al menos es lo que dijo la Ministra de Sanidad.
Matías observa con asco al infeliz atropellado. “Tengo que ser Fuerte”, se dice a sí mismo. “No es una persona, es un asqueroso fumador”. Una vez que ha tomado fuerza moral, agarra la sonda vesical y se la arranca de cuajo sin deshinchar el baloncito de seguridad que impide que se salga. Hace lo mismo con los goteros y demás cables que adornan al desgraciado.
Con un autoritario gesto, el Comisionado ordena a los celadores que arrojen fuera del Hospital a esa basura.
El Dr. Nuño no lo siente tanto por el enfermo, que probablemente morirá salvo que se pueda permitir una sanidad privada, como por su familia. Ya está viendo a la camioneta de embargo vaciando su casa de cualquier cosa de valor e hipotecando la vida de su familia para hacerse cargo de la multa brutal que les va a caer encima.
- ¡Doctor Nuño!, esto no funciona - le dice una de las residentes que lleva una bolsa de gasas sin abrir en la mano.
- ¿Cómo que no funciona?
- Mide, no fundiona - dice mientras se estira de la lengua.
El Doctor le da la vuelta a la bolsa de gasas:”para abrir, tirar de la lengüeta".
Juan María Nuño eleva una vez más su vista al cielo y le envía diez plegarias riojanas.



En Huesca, en el año de Gloria de 2007 o primero de la Era del Buen Rollo. ¡Salud!.

PD: Esta historia está basada en futuros hechos reales, si no capamos hoy a toda la clase política, mañana será tarde. ¡Estáis avisados!, luego no vengáis con lloros.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

en algunos países ya está ocurriendo algo parecido.

J.S. Zolliker dijo...

Jajajaja.... Me imagino al Dr Nuño y me sumo a sus plegarias. Pero fuera de la comicidad, es terrible cómo se comportan luego estos entes... Capad pues a la clase política!

PERCEBE dijo...

¡Hola José!. Todavía no hemos llegado a eso pero lo haremos. Tened cuidado en Méjico que las tonterías son contagiosas y puede darles por copiar este tipo de políticas. Saludos.