3.9.06

LA MAR SALÁ

sirenita


DULCE SIRENA
Grandioso momento es,
el despertar temprano,
con legañas en los ojos,
con el hablar estropajoso
y un fino tanga en la mano.
Ir sudando a la ducha,
oír el cantarín tintineo,
del agua fresca corriendo,
y en el interior mi trucha.
Sus caderas contoneantes
y los ojos somnolientos,
con tan solo un contratiempo:
esas escamas tan punzantes.
Lo demás: acojonante.


capitan
CAPITAN SAGAZ
Era la reina del mar,
tenía aletas y todo.
Vivía a costa de amar,
en el costado de un tonto.
Del mar se vino a mi costa,
es decir, pagando yo solo,
todos los vicios y más,
del pescadito de oro.
No la podía follar,
no le encontrábamos coño,
¿y si sólo fuera un disfraz?
No habría nadie más bobo.
En fin, que yo la creí,
a mi sirenita encantada,
y la llevé hacia altamar,
oliendo a pez, pez espada.
Pasó el tiempo y por fin,
le vi las piernas abiertas,
en medio estaba un tal Ruiz,
que trabajaba en cubierta.
La tripulación se me ríe,
me llaman Juan el ingenuo.
Pero no saben que a veces
hay unos peces que crecen,
y se nos cambian de sexo.
Ya estoy viendo al buen Ruiz,
de hecho estoy ya riendo,
al imaginármelo así,
engarzadito al anzuelo.


ascensor
DIVAGANDOWN
Unas mejillas sonrosadas,
justo es reconocerlo,
se merece por defecto,
el maldito o buen momento,
en el que de forma inusitada,
expeliste tú aquel cuesco.
Una belleza, una modelo,
que inspiraba a los extraños
sólo sueños y deseos;
se transforma sin quererlo
en el ascensor, frió y cerrado,
en catárquico elemento.
¡Oh, las diosas tan perfectas!,
¡las que te miran desde alto!,
nos sorprenden, nos asombran
aunque rompan el encanto.


pelota
PELOTA
Tenía el pelota tal tino,
tal experiencia a la espalda,
que ocupaditas sus manos,
podía aplaudir con brío,
a fuer de batir sus nalgas.
Cuentan incluso que luego,
al estar sentado y sin sitio,
consiguió ovacionar el tío
haciendo sonar los huevos.

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