3.1.06

EL OJO QUE TODO LO VE, VELA POR TU SALUD

Klimt_ArboldelaVida

Es 1986, Juan el putilla caracolea entre las mesas, mientras el humo del tabaco de sus compañeros de trabajo colapsa sus pulmones. Se esconde en el baño para respirar aire puro, bueno, todo lo puro que puede estar después de que haya cagado Fran. Fumar está bien visto y Juan el putilla sería capaz de escupir sus pulmones antes que de quejarse y pasar ante la empresa como Juan el moñas.
Han transcurrido veinte años, la empresa de el putilla ha crecido como la espuma gracias a que la presidenta ha sido felatriz personal de los diversos gobiernos del país. Ahora están en un edificio con amplias oficinas, aire acondicionado y suficientes salas para que los fumadores puedan recluirse a disfrutar de su maldito vicio.
¡No es suficiente!, Juan el putilla ha estado rezando para que llegara su venganza. Ahora el tabaco está proscrito y no hay habitáculos que valgan. El putilla hará de la delación su razón de vivir.
- Señora presidenta, perdone que le interrum.... Hola señor ministro. Señora presidenta, quiero protestar por que los fumadores de la empresa pierden mucho tiempo saliendo a fumar y cobran lo mismo que los buenos ciudadanos, ademas...
- No pafa nada, Juan, cuanfo acafe con el minifttro eftoy contido.

En España, la esperanza de vida roza el límite biológico. Es una de las más altas del mundo. Esto significa, que si bien, a nivel individual, el tabaco perjudica a la salud, no incrementa el número de muertes en la medida que se nos dice. ¿Cómo podemos llegar a esta conclusión, tan en apariencia descabellada?. Muy fácil, dos más dos, necesariamente tienen que dar cuatro. Si fueran ciertas las cifras de sesentamil fumadores activos, más veintemil pasivos muertos por el tabaco, nuestra esperanza de vida sería de cien años ( como mínimo, puesto que supondría casi la cuarta parte de los fallecimientos ). Como todos sabemos, aquellas personas que llevan una vida sana, tienen su límite biológico en torno a los ochenta años ( las excepciones nonagenarias y centenarias son muy variadas en lo que se refiere al tipo de vida llevada ). Estadísticamente, los que llevan una vida más castigada viven algo menos. ¿Cómo se explican las cifras anunciadas, acaso nos mienten?. No necesariamente, simplemente es una verdad sesgada. La mayoría de las muertes atribuidas al tabaco, no son otra cosa que personas fumadoras que han fallecido. Si aplicáramos el mismo rasero a las personas que consumen agua, el indice sería del cien por cien.
Ni que decir tiene que el tabaco es malo para la salud. Ni que decir tiene que las grasas saturadas son malas para la salud. Ni que decir tiene que el exceso de alcohol ( incluido el de los dos vasitos de vino que unos dicen que es bueno pero otros estudios, a gusto del consumidor, lo desmienten) es malo para la salud. Ni que decir tiene que ir en coche es peligroso. Ni que decir tiene que cualquier práctica de riesgo comporta un riesgo ( anda que me he quedado calvo ). A pesar de todos estos peligros, en España, la esperanza de vida roza el límite biológico.
Sería comprensible que los gobiernos se preocuparan de un problema de salud pública que fuera una amenaza “real”, tangible y demostrable. A la hora de la verdad, el estado general de salud en nuestro país es “tan preocupante”, que sólo tenemos una de las esperanzas de vida más altas del mundo. Perdón, detrás de Sierra Leona, país en el que se fuma poco, apenas se bebe y las grasas saturadas brillan por su ausencia, situando su listón en un escalofriante y medieval treinta y nueve años de esperanza de vida.
Entonces, ¿habría que deducir que todo lo que dicen que es malo, es bueno?. No, en absoluto, es lo que ocurre con las verdades a medias, que son más peligrosas que las mentiras. Cuando el traumatólogo Pérez le dice a Doña Francisca que sería bueno que pesara veinte kilos menos para que su operación de rodillas se luciera más, no le está mintiendo. Cuando el endocrino Montero le dice a Don Augusto que es preferible bajar unos kilitos y mejorar sus niveles de colesterol, le está diciendo la verdad. Lo que ocurre, es que mal que bien, uno va sobrellevando sus vicios y “pecados” en la medida de sus posibilidades. Es un conjunto de cosas los que nos lleva a la tumba, pero en España, fundamentalmente y por delante ( muy, muy, pero que muy por delante) de otras causas, lo que nos mata es la edad.( dato irrebatible con una esperanza de vida de ochenta años). Dentro de poco, la primera causa de muerte será el asco.
Aviso una vez más, si la asistencia sanitaria va a impartirse ( todavía no hemos llegado a ello, pero, ahora estoy convencido de que allí vamos) en función de la virtud del paciente, nadie estará a salvo. Todos somos en cierta medida causantes de nuestros males. En lenguaje religioso diríamos que enfermamos por nuestros pecados. Sólo hay un problema, que siguiendo con la línea, está en los evangelios: Todos tenemos pecados (también me lo dijo un yonqui intravenoso en cierta ocasión). El que no fuma, a lo mejor bebe demasiado. El que ni fuma ni bebe, a lo mejor practica deportes que en el mejor de los casos causa lesiones carísimas de curar para Seguridad Social. En fin, si antes de ser atendido en urgencias por un accidente de tráfico, se le negara a alguien la asistencia por haber bebido, o bien tratamiento para la diabetes a un personaje muy comilón., o bien la reducción de una fractura a un primo que se ha caído por torpe ( al fin y al cabo, es por su imprudencia que se rompió la pierna); si todo esto sucediera, sería el fin de la sanidad pública. Los que tengan pasta podrán costearse una sanidad sin juicio moral sobre el enfermo, los demás...
La sanidad no debe juzgar moralmente al enfermo, ni siquiera en los casos de flagrante temeridad (muchos de los accidentes de tráfico), puesto que se pondría en peligro su propia finalidad que es la de paliar, en la medida de lo posible, los efectos de la enfermedad y los accidentes sea quien sea el enfermo. Una vez repuesto, el conductor borracho ya se enfrentará a la justicia, una vez tratada, Doña Angustias ya se las verá con su diabetes y si no hace mucho caso incluso puede que se muera, aunque lo normal es que lo lleve como buenamente pueda. Reconozco que con la propaganda adecuada, corremos el riesgo de decir: “Le está bien empleado a Don Joaquín, que le vieron comiendo gambas sabiendo que tiene ácido úrico, se merece que le hayan denegado el tratamiento)”. Muy bien, pensemos: ¿Cuantas de las dolencias que tenemos son absolutamente inevitables?. Si hacemos una sincera reflexión veremos que son realmente pocas, y a nada demagógicos que seamos, casi inexistentes.
Nadie estaría a salvo. Hoy por hoy, los únicos pecadores en la diana somos los fumadores, pero la mentalidad neonazi que lleva a fiscalizar la vida de los ciudadanos es insaciable. Por cierto, somos los únicos que cubrimos el “extra” de gasto de nuestro particular pecado debido las altísimas tasas sobre el consumo ( más del setenta por ciento), El club de comedores de morcilla no paga tasas semejantes, ni el club de descerebrados escaladores; lo cual, añado, me parece bien.
Otra cosa: en mi opinión, las motivaciones gubernamentales son cualquier cosa menos la salud. En todos los países que se han tomado medidas del tipo que sea, con la excusa de mejorar la salud, aunque los resultados hayan sido nulos, jamas han hecho autocrítica. Me explicaré:

No soy una persona antiyanqui, pero la razón no es que su sociedad me deje en éxtasis, si no que , curado de espanto, veo como nos falta tiempo para copiar lo peor de esa sociedad, mientras con falsa autocomplacencia, la criticamos para ocultar un estúpido sentimiento de inferioridad. Recuerdo un reportaje en la televisión autónoma vasca sobre un proetarra. El sujeto en cuestión, modelo de anticapitalismo combativo ( según él, a mi, además de parecerme un pro-asesino, se me antojaba un pelín niño-pijo de mierda ), y edil de Batasuna , le contaba al arrebolado entrevistador sus vacaciones en Nueva York con su familia. En estas aparece una foto en la que el primo está con unas enormes orejas de Miky Mouse. ¡Joder!, yo no soy antiyanqui, pero no me pondría eso en la cabeza.
Incluso en lo que a obesidad infantil se refiere ( es común burlarse de los Usaenses por su gordura ) estamos tan sólo a dos puntos de ellos, con la diferencia de que allí lo han frenado y aquí vamos hacia arriba. Una de las consecuencias de las verdades a medias que pagaron los Yanquis fue la de que el deporte es sano. Es verdad que el ejercicio ( por ejemplo caminar, que fortalece el corazón y las arterias) es bueno para la salud, pero el deporte, puede ser sano... o no. Sobre todo, ocurre que no todos somos capaces de hacer deporte, pero si lo seríamos de hacer ejercicio. No fue esa la medida impuesta, si no que en los colegios sólo se fomentaba el deporte como fuente de salud. Se conformó una sociedad dual, en la que los “buenos” jugaban al fútbol (o lo que sea) y los malos eran unos pobres parias que más les valía esconderse en las cloacas y reptar por ellas para que nadie les viera. Una apuesta por el todo o nada, en lugar del lógico y más realista termino medio, lleva a eso.
Y es que se recoge lo que se siembra. Si la apuesta es: O atléticos o parias, lo que se obtiene es eso. Sería de mucha más utilidad y de mayor éxito una apuesta por el mal menor. El que le tiene asco al deporte, que al menos pasee un poco. El que fuma, si le es posible que fume menos. El que bebe, si puede o quiere ( concepto importante sobre las libertades individuales ) que prive menos. El glotón, si puede, si tiene la suficiente fuerza de voluntad, o simplemente cree que le puede compensar mínimamente, que intente moderarse. La buena salud viene por un conjunto de cosas, jamás por una sola o por todas ellas vistas por separado y de forma histérica. La salud puede considerarse buena si la vida cotidiana es lo suficientemente llevadera como para querer continuar con ella un día más, no para ser el más rico o el más “sano” del cementerio. Por que como decían y dicen cuando pueden romper el voto de silencio los Cartujos: “Hermanos, morir Habemos”. “Eso ya lo sabemos -contestan.”

“ -¿Doctor, Doctor, si hago todo eso viviré más?-.
- No, pero te dará tanto asco que esperar la muerte se te hará eterno”.

3 comentarios:

J.S. Zolliker dijo...

Jajajajaj! Estupendo análisis, además de siempre lleno de ironía que tanto nos gusta... Con eso de "morirse de asco" me has matado de risa. Saludos!

PERCEBE dijo...

Hola mister. Confiemos en que la cosa siga dando risa y no tengamos que emigrar. En fin, esperemos que los médicos no pongan a dieta a los políticos, por que si no nos van a obligar a comer alfalfa. Y es que como hay tanto ex-cocainómano entre ellos, les han prohibido fumar, comer, beber, etc. Claro, les jode y quieren que los demás andemos igual... ¡Salud y plata!

Southmac dijo...

Bravo, bravo. Joder, estamos todos con el mismo tema. Esto acabará... en un baño de sangre.

saludos :P