7.7.05

EDUARDITO



Eduardo está delirando, el cerebro le hace “bom, bom”. La habitación es cutre, no es de su clase. Tiene el suficiente nivel adquisitivo como para poder permitirse algo mejor. Seguramente se metió en el primer sitio que vio para dormir la mona. Todo le da vueltas, pero a pesar de las náuseas, no se ve con fuerzas para ir al baño y vomitar. Intuye que algo no ha ido bien, pero no sabe lo que es.
Ayer quedó con Javi y los colegas para ir de fiesta. Empezaron bebiendo en casa de Mark, sus padres no estaban y le dieron un tiento al malta. También repasaron el tequila, las cervezas y una botella de vino de puta madre. ¡Joder!, recuerda que conducía él. Había cogido el cuatro por cuatro de su madre, ¿ dónde lo habrá aparcado?. Después todo se vuelve más y más confuso. Recuerda que estuvieron en la taberna irlandesa chupando pintas y tonteado con las niñas. Es verdad, incluso podría jurar que ligo con una. Ahora le viene, la de trenzas y pecas, la que aparentaba ser quinceañera...
Si pilló cacho, ¿porqué ha amanecido solo?. Eduardo sabe que no es una persona muy estable. Cuando sus padres no le quisieron comprar el dieciséis válvulas por no haber sacado sobresaliente , destrozó la colección de camafeos de su madre. El otro día gripó con azúcar el cortacésped por que casi no le dejan ir a Benicasim.
La borrachera debió ser de aúpa, sólo retiene flashes de lo ocurrido. Por alguna razón relaciona a la chica con trenzas y pecas con sangre y mal rollo. ¿Qué habrá hecho?. No puede verlo claro. “Mis viejos no están, vamos a mi casa”. Eso es lo que dijo la niña, pero Eduardo no recuerda muchas cosas más. Si, fueron allí y luego...
Hay sangre, hay dolor, mal rollo y una puerta que se abre.
Le asaltan las dudas, conociéndose, puede ser que la chavala no quisiera follar y el se pusiera violento, como le ocurre a veces. Respira hondo por que le vuelven las arcadas y tiene la frente perlada de un sudor frío. Nota su mano pegajosa. Por la persiana entra luz y al mirar su mano ve manchas oscuras. ¡Mierda!, no hay duda, es sangre. Definitivamente no quiso follar, piensa. Está claro, para Eduardo la película fue que se puso violento, ¿no os pasa a vosotros, en determinadas situaciones, que algo se tuerce y todo tiene que reventar?. Puede que en un arrebato la matara, de ahí la sangre y el mal rollo. Seguramente lo hizo con sus manos, la golpearía a lo bestia, de ahí el dolor. Inmediatamente saldría corriendo dando un portazo, su cerebro se obnubilaría y se metería en la primera pensión de mala muerte para olvidar.
Hay que trazar un plan. Eduardo primero tiene que ir al baño a vomitar, con este mal cuerpo no se puede pensar. Ha dormido con la ropa puesta y está pringado de sudor. El movimiento le hace sentir un dolor agudo. ¡Mierda puta!, ya sabe de donde es la sangre.


En la Clínica Ruber el recibidor es como el de un hotel. Doña Natividad ve a un antiguo conocido suyo de cuando vivía en las Rozas. Su hija está de morros porque la han llevado por la fuerza a una revisión ginecológica. El Doctor
Toledo le ha asegurado que está perfecta e intacta, como corresponde a una niña de doce años por muy crecidita que sea.
- ¡Doña Natividad!, cuanto tiempo.
- Señor Valderobles, hacía más de seis años que no nos veíamos. ¿Que tal tu señora?. Supongo que Eduardito estará enorme, si lo viera no lo reconocería.
- Muy bien, gracias. Como ha crecido Estrellita, está hecha una mujercita.
- No me hables, no se puede dejar solas a las niñas. Ayer me fui a cenar a casa de los Alvarez, ya sabes, el arquitecto, y después teníamos pensado ir al teatro. Menos mal que me olvidé las entradas en casa. Al volver a por ellas descubrí que un mal nacido, un violador, estaba intentando abusar de la niña. La pobre debió casi morirse del susto, por que la sorprendió durmiendo. Estaba sólo con las braguitas la criatura. Ese cabrón alto, castaño y con una camisa del festival ese de Benicasim. Yo no olvido una cara, yo no olvido una cara.
- ¡Los hijos!. Yo también estoy aquí por el mio, lo nuestro es menos grave...
- Perdone que le interrumpa, pero no se lo he contado todo. Al entrar de golpe y verse el sátiro sorprendido, se la pilló de una forma horrible con la cremallera de los vaqueros. ¡Como sangraba!. Espero que se le pudra. El ginecólogo me ha asegurado que a la niña no la ha llegado a tocar, pero de todas formas ya hemos hecho la denuncia. También conseguimos muestras de su sangre para el ALN o como se diga. Lo siento, siempre acaparo la conversación. ¿Qué le ha pasado a Eduardito?.
- Nada, esto... Le han operado de hemorroides - El señor Valderrobles contesta lo primero que le viene a la cabeza
- ¡Vaya! - se sorprende Natividad - ¿un poco joven?, bueno que a una prima mía también le paso. En fin, que podíamos quedar mañana Sábado para una barbacoa. No puedes negarte, seguro que tu mujer se alegrará mucho. Estoy deseando ver a Eduardito que estará hecho un perillán.
- A Eduardito no creo, está tarde tiene que coger un avión para hacer un Master de Dirección de Empresas en Australia.
- ¡Pobrecito!, tanto avión después de una operación de hemorroides.

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