24.8.05

GENESIS DEL DISPARATE




El camino está lleno de fantasmas. Diego nunca había sentido tanto pánico, ni siquiera cuando su padre amenazó con deshollarlo. En el zurrón le queda algo de queso, que junto al vino de la bota, es un bálsamo de tranquilidad. Se sienta en un tronco de un antaño orgulloso roble, con la luna llena iluminando su pitanza. Tras consumir unos pocos bocados y varios y enormes tragos se encuentra mejor. No tiene ni idea de a que distancia estará el pueblo, pero calcula que a tres horas de marcha. Probablemente llegue con el amanecer.
Cuando decide ponerse en pie, escucha un ruido en el bosque que linda con su ruta. Se le aparece la triste figura de Andrea. Es la niña muerta que se cayó al pozo de su aldea hace tres años. Sus ojos negros tienen ahora un brillo dorado y su piel es como porcelana brillante. Diego se siente morir por el espanto, pero ni su cuerpo muere, ni la presencia desaparece. Ha vuelto a caerse sobre el tronco al flojearle la piernas y la niña se le acerca hasta situarse frente a él. Es superior a sus fuerzas y al creer notar su mano se desmaya.

Despierta completamente amodorrado y sudoroso. Apenas hay luz pero se hace a la idea de que está en una habitación pequeña y de piedra similar a la de su pueblo. Cuando por fin se incorpora, reconoce que su habitáculo es una celda. Un hombre de aspecto extraño y con un desconcertante uniforme le mira con desinterés. Seguramente le toman por un Carlista huido.
- Yo he sido tambor del ejercito Alfonsino en el 73, pero al traicionarnos el Coronel Bérriz, muchos nos quedamos colgados. No tenemos la culpa de que cambiara de bando.
El guardián pone cara de interés burlesco. Asiente con la cabeza y le guiña un ojo al compañero que acaba de entrar. Diego se desespera.
- ¡Es verdad!. Mi familia si es Carlista, pero es culpa del cura que les hace chantaje con el infierno. No he podido volver a Roncal desde entonces. Ahora que nuestro Rey , el buen Alfonso XII, ha vuelto a entrar en Estella, esperaba poder regresar a mi casa. Tal vez se le hayan pasado los humos al cura. ¡Viva Cánovas!, ¡Viva el Rey Alfonso!. ¡Por Dios, no soy un desertor!, ¡ soy un desgraciado !. Creanme, en el pueblo y para disgusto de mi padre, me apodaban “ el liberalurra “
Las carcajadas de los guardias le hacen estremecer. Cuando por fin hablan entre ellos, su acento le sorprende.
- ¿Pues parece que perdió la bola el “gallego”? - comenta el del bigote.
- Como mi vecina, no más. - replica el gordo cual bisonte.
- No se preocupe usted - continúa dirigiendose a Diego, el presidente Juarez le dará audiencia a su Excelencia.
Más carcajadas. Diego no entiende nada.

A la mañana siguiente le sobresalta el ruido diabólico que emerge de un rectángulo que sujeta el gordo del bigote
"- El presidente Fox se ha reunido con Alvaro Uribe para departir sobre la cooperación Mejico-Colombia en relación a las exportaciones de...-"
- ¡Jefe! - dice el guardia bigotudo - hemos encontrado a un crío en el mismo lugar que al chalado este. Lleva ropas muy parecidas, para mi que se han escapado de un psiquiátrico cuando hacían teatro.
Meten al crío en la misma celda que a Diego. El chaval tiene un brillo extraño en los ojos y eso le confirma que debe de estar en una casa de locos. De hecho el no tiene que estar muy allá debido a las extrañas cosas que ha visto y oído. ¿Qué narices hace en Méjico? - se pregunta.
Casualmente, el guardia bigotudo es vecino de Jon Larramendi, cuyo abuelo les contaba de pequeños historias antiguas de su madre patria. Al parecer, el abuelo del abuelo había combatido en las guerras Carlistas de España. Nunca tuvo un gran interés por la historia, y menos la de España, apenas conoce la de Méjico. De todos modos, cuando era chico, le encandilaban las gestas que cantaban al valor del Capitán Aurelio Larramendi, el más valiente y leal de Su Majestad Carlos VII.
Por tocar las narices, se acerca a la pareja de cafeteras.
- Bueno, así que tu te llamas Diego y eres seguidor de Alfonso XII. ¿Y tu pequeño, qué papel representas?, sería divertido que fueras Carlista.
El muchachito, que había estado adormilado desde que llegó, se gira con odio hacia Diego. No cabe duda, está encerrado en una estancia diabólica junto a un Alfonsino, enemigo mortal de la tradición, los Fueros y la Ley Antigua.
El Sargento del puesto de policía de El Milagro, en la frontera con Arizona, se cansa del espectáculo y tras acariciarse el barrigón, recuerda que su oronda persona necesita una buena dosis de frijoles.
Pasadas las horas y por romper el hielo, el joven Diego se dirige al niño de los ojos vidriosos y enfermizos al que calcula diez o doce años de edad.
- ¿Como te llamas ? - acierta a preguntar.
La cara de la criatura pasa del odio al asombro y acto seguido de vuelta al odio. Ha reconocido el acento vascongado de su interlocutor, por lo que su traición a la causa Carlista es doble.
- Me llamo Sabino y los traidores como tú hicieron que tuviéramos que huir unos años a Francia. Gentuza como tú denuncio a mi padre, Santiago Arana, por traficar con armas para la Causa. - escupe en el suelo y le da la espalda.
- Bueno chico, si te digo la verdad, a mi la política me da asco. - intenta congraciarse con Sabino, pero su frívolo comentario sólo consigue aumentar la indignación del Carlista impenitente.

Después de dos días sin dirigirse la palabra, el Sargento abre la celda. Como no son "espaldas mojadas", ni nada que le pueda reportar ningún beneficio, ha decidido soltar a su suerte a la pareja de trastornados. No tiene ganas de llamar a los Servicios Sociales por el crío ni de meterse en gestiones para la que no le pagan lo suficiente. ¿Cómo no va a haber corrupción?. ¿algún gobierno del mundo civilizado paga tan mal a sus servidores públicos como Méjico?. " Si, ahorita me vuelvo diligente y trabajador por los míseros pesos que me pagan, no te jode. " - piensa don Barriga.
Cuando los meten en el cuatro por cuatro apenas se asustan de ese ferrocarril sin railes ya que están muy obnubilados para asombrarse. En el caso de Diego es normal, después del fantasma de Andrea cualquier cosa es posible. El crío debe ser más raro que las circunstancias, por lo que se adapta bien. Llegados a un descampado, a cientotreinta kilómetros del puesto de policía, los abandonan allí. Sólo hay desierto y más desierto. Como durmieron durante el viaje no tienen ni idea de la ruta que les ha llevado hasta ese lugar. No saben que el Sargento no quiere líos y los ha dejado en el desierto de Arizona para que , con un poco de suerte, se coman el marrón y el rompecabezas de esos tipos tan raros, la policía gringa.
- Bueno Sabino, estamos perdidos, así que elige una dirección para caminar que a falta de datos cualquiera es buena.
Caminan bajo un sol abrasador y Sabino Arana se pregunta si todo esto no será un castigo. El Padre Zárate, un Jesuita como Dios manda y de los más respetados de Orduña, se lo avisó:
"- Niños, cada vez que os tocáis Jesús llora, pero recordad, si no soy yo el que os da una Hostia, Dios nuestro señor os dará dos. "
Y aquí está, con un traidor liberal, caminando por la antítesis de sus colinas Vizcaínas. Castigo de Dios.
- ¿Cómo es que te tomas tan en serio la causa Carlista siendo tan crío?.
- Los traidores y los cobardes no podéis entenderlo, poco a poco vais a llevar a España camino de los Sin Dios. Eso nos dice el Padre Zárate, uno de los más respetados de Orduña - responde con su catecismo.
- A tu pueblo me dirigía yo antes de que nos pasara esto, curioso -piensa Diego - . Bueno, pero para estar de parte de Dios - le suelta al niño -, no os ayuda mucho, vais de de derrota en derrota.
Por parecer digno, Sabinito, en vez de rabia finge asco.
- El Padre Zárate dice que los hombres sin principios no son hombres, son gusanos. - aprieta sus puños para no dejar escapar su odio.
A Diego, el calor y el niñato de tan altos pensamientos le están empezando a tocar los cojones. Pensó que se libro de toda esa mierda cuando desertó del Regimiento de Bérriz. Como luego éste Coronel se pasó a los Carlistas, se alegró de que su expediente militar no quedara muy claro: ser desertor no es buena cosa de cara a la ley; al menos para los Don Nadies. Otros hijo putas con influencias pueden disfrazarlo de cualquier tipo de "honrosos principios" o lo que sea.
- Vamos a ver Sabino, habéis llevado a España a tres guerras civiles en lo que va de Siglo y habéis perdido las tres. - piensa maliciosamente y añade:
- Eso sólo puede significar una cosa y es que Dios no está con vosotros.
Sabino no puede ocultar su furia.
- ¡Eres un cerdo liberal de mierda!. El Rey Carlos podría haber llevado a España al lugar que le corresponde en la historia. Se nos están desmandando las colonias por culpa de traicionar a Cristo Rey.
- ¡ Habéis perdido la tres, cara de culo!. ¡Sois unos patanes engreídos destinados al fracaso!.
- ¡ No es verdad! - Los ojos de Arana están a punto de salirse de sus órbitas.
- Habéis perdido las tres guerras - dice Diego con suavidad pero con toda la mala hostia reconcentrada de la que puede hacer acopio.
- Por que los buenos españoles nos han traicionado, si todos fueran tan dignos como los Vizcaínos no perderíamos.
- Por lo uno, por lo otro... Excusas que ocultan vuestra incompetencia. Sois el ejercito del fracaso. Vosotros sois los representantes de la España mas rancia, conservadora y patriotera que insulta a la vista e inteligencia de cualquiera con sentido común.
Por la comisuras de los labios de Sabino asoma espuma con hilillos de sangre tras haberse mordido la lengua.
- ¡ Eres un ser repugnante, parece mentira que seas Euscaldún!, pero claro, como no eres Vizcaíno, difícilmente puedes ser buen español. - a pesar de todo mantiene la compostura.
De pura mala sangre, Diego se carcajea de forma siniestra.
- ¡Criatura!, España os ha dado la espalda. Si de verdad fuerais la esencia de los valores patrios no habríais perdido tres guerras. ¡Habéis perdido las tres! - se ensaña sin piedad - ¡Habéis perdido las tres!, patrioteros de mierda, que os envolvéis en la bandera de España y la queréis hacer vuestra con vuestra puta tradición y puta moral. ¡Eres peor que el cura de mi pueblo!. - más conciliador añade - . Puede que no sea culpa tuya, conociendo como son algunos iluminados con sotana, seguro que ese Padre Zárate os revuelve la sesera.
Pero Sabino está más alla del arco iris. La humillación ha sido demasiado fuerte para asimilarla de forma consciente. En su mente resuena:
"Habéis perdido las tres... España os ha abandonado... Habéis perdido las tres... Dios no está con vosotros... ".
Es imposible aceptar que Dios abandone a los buenos patriotas. No es posible que hayan perdido tres guerras civiles españolas. El sol parece desdoblarse formando formas extrañas. Por momentos se convierte en un gran asterisco. No, ellos, los Vizcaínos, no han perdido tres guerras civiles españolas. Ahora lo ve claro, no han podido perder tres guerras civiles españolas por que no son españoles. ¿Cómo ha podido estar tan ciego ?. El primer día Dios creo Vizcaya y se hizo la luz. Así fue, no son españoles y como no lo son, aquellos sucesos trágicos, esas derrotas que sólo afectan a los perdedores y a los sin Dios no tuvieron lugar. Vizcaya fue la primera creación del mundo. Son distintos, tienen que serlo. Los Fueros son anteriores al código de Hammurabi y el paraíso terrenal no estaba entre el Tigris y el Éufrates. Todo el mundo sabe que sus campos eran regados por el divino Bidasoa.
El desierto se desvanece y el amanecer sorprende a Diego y Sabino en el viejo roble caído. La luz del sol les permite ver en la lejanía a la santa Villa de Orduña. Diego se siente culpable y quiere reconciliarse con Sabino.
- Chico, no te tomes en serio todo lo que te he dicho. Convendrás que después de las cosas absurdas que nos han ocurrido no hay que tomarse ni a la política ni al mundo tan en serio.
Pero Sabino no le escucha, está dibujando asteriscos en el suelo.
- ¡Vamos hombre!, lo que quiero decir es que no hay que hacer del españolismo el centro del universo. Yo también soy español pero no me envuelvo en la bandera todas las mañanas. Y lo de la guerra, pues nada, unas veces se pierde y otras se gana. Habéis perdido tres, igual mañana ganáis cuatro. - intenta razonar con delicadeza.
Sabino despierta de su ensoñación.
- Nosotros los Vizcaínos no hemos perdido ninguna guerra, eso son cosa de los españoles. - le sonríe con un ojo mirando a Venus y otro a Marte.
- ¿Cómo?, me he debido perder algún capitulo de la novela. ¿No eras tu un Carlista convencido de los verdaderos valores de España, Dios, tradición, Fueros...
- Yo soy Vizcaíno, patria fundada por Cristo Rey mucho antes de que la sucia España existiera.
- Esto... - finalmente decide no decir nada. Esta claro que la extraña experiencia que han sufrido los dos ha sido demasiado para el pequeño.
- ¡Cuidado! - grita Sabino.
- ¿Qué pasa?, se sobresalta Diego.
- Estas pisando la bandera de Vizcaya.
Al levantar la bota, ve uno de los asteriscos que de forma compulsiva dibujaba Arana en el suelo. Definitivamente se le ha ido la olla. Diego se pregunta sin el chaval en cuestión podría ser el nuevo gurú de una secta en el futuro. Se regodea con la idea, por que le cuesta imaginar que las ocurrencias descabelladas y calenturientas del niño pudieran calar en algún lugar de España.
Y nada menos que en Vizcaya, tierra de rancio españolismo conservador donde se se envuelven en la bandera española y predican con horror los vicios del liberalismo. ¡Qué tontería!, en la tierra donde hay más salva-patrias por kilometro cuadrado de toda España, allí donde se rivaliza con Asturias en la génesis de nuestro país, sería imposible que semejante disparate pudiera calar.
Pobre crío, si sigue soltando esas ideas que le han producido la insolación será el hazmerreír de Vizcaya y no su nuevo profeta. Eso si no se gana una buena paliza, ¡con lo fanáticos y nacionalistas celosos de una españolidad atrabiliaria que son los Carlistas!.
A lo lejos se oye la voz del Padre Zárate.
- ¡Sabino!, ven aquí que llevamos horas buscandote. Dios que cara tienes, pareces enfermo. ¿Y quién es este señor?. ¿No será usted un liberal? - como quien pregunta por Lucifer.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Todavía recuerdo con agrado los sucesos de Montejurra... por cierto, usted me parece un poco digamos, "periodista". ¿Se lo ha hecho mirar?

Saaaaaalve regina mater misericordiaeeeeeeeeeeee

chin patachin patachin chin chin

Anónimo dijo...

Ya veo que usted es aquel heróico Capitán de la travesía de castigo Jalón-Ebro. ¡Todo un éxito!

Anónimo dijo...

Aquello podría haber funcionado perfectamente de no haber sido por el derrotismo inherente a las corrientes asesinas, a las represas imprevistas y al barro omnipresente en nuestra cortas vidas. Por cierto, tengo listas las telas. Hay una maceta en el mirador del yonqui de lo más tremenda. Sí, ya sé que soy la oveja negra. jurljurljurl