12.5.05

DIPLOMACIA


El Centurión Publio Cornelio Ralo no es descendiente de militares muy ilustres, es un Celto-Romano. Está a cargo de una guarnición en el muro de Adriano. No sabe que emperador hay en Roma ni le importa. Su Abuelo, que viajó al continente, fue el único miembro de la victoriosa Legión Fulminante del purpurado Marco Aurelio, que no tuvo derecho a su parte del botín. Le vieron suplicar por su vida a la hija de un guerrero Sármata derrotado que le amenazaba con un garrote. Dicen que le perdonaron la vida por que mancillaría el hierro de la espada que habría de cortarle la cabeza.
Su cargo apenas tiene dotación económica por que el dinero del Imperio fluctúa. Simplemente fluctúa. El puesto es cómodo, los Pictos y Caledonios pasan la frontera y sus soldados pasan de ellos. Es un acuerdo mutuo. Su aldea se llama Cófix y está cerca de Segodunum. Viven de la pesca y sus cosas. Podría considerarse feliz.
Un jinete se acerca al paso y sin prisa con un mensaje urgente para el comandante de la guarnición:
- ¡Salve Publio!, el emperador Severo requiere tus servicios.- Publio mira hacia sus vecinos intentando averiguar quién se había chivado de su posición. No merece la pena, deja sus aparejos de pesca y se enfrenta al emisario:
- ¿De qué lugar del Hades emerges tu? - intenta mantener una pose digna y romana. No obstante, con su capa amarilla y calzones remangados, más parece un bufón o una seta de invierno.
- Soy el secretario del subsecretario del consejero de un patricio que trabaja para el emperador. - Abre mucho los ojos como diciendo: si tío, es verdad.
- Pues tienes acento de por aquí. - Desconfía.
- Si, es que empecé a trabajar hace tres días Mi nombre es Tolaicea.- Mira el augusto pliego como si fuera un báculo druídico o un arcano artefacto del Pueblo Antiguo.
Subiendo un pie sobre el leño que le había servido de asiento y con un golpe teatral de su capa dice:
- Bueno, leeme el mensaje.- Sonríe para sí, por que sabe lo que va a pasar.
- El mensaje es para ti, es personal - dice sonrojandose.
- ¡Qué ya lo sé coño !, leemelo ¡méntula!.
- No se leer muy bien - admite por fin.
- Acabáramos, pues ya somos dos.¡Vaya secretario!.- Tolaicea ya le cae mejor. Le invita a pasar a su casa, entre ambos quizás consigan descifrar el mensaje.
Más cabaña que vivienda, no deja de tener sus comodidades, incluso una mesa donde estudiar el pergamino. Todavía tiene en un arcón papiro, velas de sebo y apuntes de su horrible época de estudiante en Londinium. ¿O era un estudiante horrible?. Para el caso es lo mismo.
- Está clarísimo, tenemos que decirle a los Caledonios que Severo quiere formar alianza con ellos. - la cara de Tolaicea es de gran seguridad.
- Que no coño, lo que quiere es saber si se están aliando entre ellos contra Roma - pone las manos hacia arriba como diciendo: -está claro, ¿no?.
- No, es acusativo, Roma se aliará con los Caledonios .
- ¿Dónde lees tu Caledoniam, dónde?. - Publio tiene una visión:
- Lo que pasa es que no tenemos la mente clara, comamos un poco de cecina con buena cerveza tibia y lo veremos todo más claro. Pasan las horas y por fin con la ayuda de un religioso medio cristiano que suele pasarse por su casa a la hora de comer, siempre a la hora de comer, por si cae algo, consiguen traducir fielmente la misiva.
El Abad Cisius tiene setenta años y es el único que ha estado en Roma. Una vez incluso dice que vio a Marco Aurelio. No tiene un latín muy fluido pero es bastante fiable.
A Publio Cornnelio Ralo se le encarga una misión diplomática. Debe acudir junto con el emisario Tolaicea al campamento de Osgom, líder Caledonio y ofrecerle una alianza. Para sellarla se le dará en matrimonio a una sobrina del propio emperador y la obtención de la ciudadanía romana de su pueblo en menos de cinco años. Una vez terminada la misión deberán acudir a Londinium donde el Gobernador les otorgará diez Talentos e importantes propiedades en las mejores tierras de Britania.
Por primera vez en siglos la fortuna sonríe a su familia. El campamento del líder Osgom no está lejos, las relaciones con los aborígenes no son malas y la recompensa es suculenta. Mañana emprenderán la embajada.
Los jamelgos de Publio y Tolaicea tienen costras de mierda en los cuartos traseros. Las crines se parecen a las antiguas cabelleras encaladas de los antepasados celtas de ambos y el porte y figura de los jinetes pareciera el reflejo de los Césares o Alejandros. Al menos eso opinarían sus madres.
- ¡Vaya secarral!, ¿No decían que tan al Norte todo es verde, frondoso y hermoso? - Tolaicea se rasca la entrepierna, no está acostumbrado a cabalgar tantas horas.
- Tan al Norte, tan al Norte - se burla el Centurión. - Nosotros ya vivimos al Norte, estamos a diez millas de tu puñetero pueblo y aquí ocurre lo mismo que en tu bendito pueblo.
- ¿Qué le pasa a mi pueblo ?- el secretario del subsecretario, etc. está indignado.
- ¡Coño!, lo mismo que al mío. Que hace un frío de la leche y hemos acabado con los árboles por la leña y que el ganado es una lima y ha terminado con los pastos. No te creas las leyendas de los supuestos corredores de mundo que se inventan lo que no ven.
Ya han conseguido un silencio incomodo que se prolongará hasta que realicen el obligado alto para el almuerzo media hora después.
- Publio, ¿Cuál es tu verdadero nombre?.
- Publio, mi nombre es Publio. Mi abuela era Britano-Romana, mi madre también y me pusieron Publio. ¿Qué pasa?. El comerciante de Londinium amigo de mi padre también se llamaba Publio.
- ¿Era muy amigo de tu familia?- Tolaicea no parece preguntar con malicia.
- ¿Porqué preguntas eso?- se mosquea.
- Nada chico, nada.
- ¿Tienes esposa e hijos? - dice Publio por cambiar de tema.
- Mi esposa murió de parto - se entristece su compañero. Agacha la cabeza y solo la levanta para beber cerveza. El viento se vuelve frío, hay que continuar la marcha. Antes de reemprender el camino, Tolaicea añade - mi hijo también.
- ¿Tu hijo también murió de parto?- No, Publio no ha tenido gracia. De todos modos hay que joderse, los demás pueden hacer bromas del tipo: - y ese tal Publio era muy amigo de la familia. Sin embargo las haces tú y el silencio se extiende por el universo como si se tratara de la personificación de la blasfemia y el mal rollo.
Una especie de Oppidum o fortificación, bueno, más bien unas casuchas con una cerca relativamente alta nos dice que la embajada está a punto de llegar a su destino.
- Oye Publio, tu controlas el idioma de esta gente ¿verdad?.
- Claro, tenemos tratos con ellos, mi guarnición está en la muralla que cruzan de vez en cuando.
- Ya pero hablando del tiempo, de que si parece que va a llover y tal, no se yo.
- Caro amigo, yo tengo un don para los idiomas. - intenta poner una mirada aguileña o como quiera que se haga eso.
- Ya lo he visto con la traducción que querías hacer, ya.
Un Centurión no se molesta en responder impertinencias. El problema del mundo es que hay mucho listo.
El comité de recepción es una de las mujeres más gordas que se han podido ver por el planeta. Junto a ella dos mocosos mugrientos tiran piedras a dos perritos en plena cópula. ¡Aing, Aing!.
Una vez que se han dado a conocer, aparecen dos guerreros vestidos con piel de ciervo mal curtida. Despiden un olor, que de ser afrodisiaco, provocaría tal plaga de cervatillos que toda Britania sería cornuda por la abundancia de astados.
El palacio de Osgom no está nada mal, es grande y caldeado. El gran líder se sitúa frente a un fuego cuyo humo sale por la circular oquedad que hay justo en medio de la techumbre del edificio. A su manera es una construcción regia.
- ¿Que coño quieres Centurión? - El gran Osgom utiliza un tono cansino, como de: - Bueeeno, ¿que querrán estos inútiles?.
- (Mi casa es tuya) - entiende Publio. - ¡Vamos bien! - piensa.
Ante la mirada sorprendida de los asistentes, o sea , la guardia personal , mujeres y demás fauna, el embajador del emperador Severo se sienta al lado de Osgom y se sirve el mejor trozo de carne y un buen cuenco de birra.
- Gran Jefe Osgom, Roma quiere aliarse contigo. El propio emperador ofrece a su sobrina en matrimonio con tu persona. Así mismo, tu pueblo obtendrá la ciudadanía romana en menos de cinco años. ¡Roma os ascenderá.! - Publio sabe que los está impresionando, pero para hacerlo más perfecto quiere utilizar esa expresión que aprendió en la muralla y que parece significar “bienamado”. Por lo tanto añade:
- Severo te saluda, Osgom el Bienamado. - Las bocas están abiertas, no se oye ni el vuelo de una mosca. No es un día redondo, es esférico. Incluso Tolaicea parece impresionado.
- ( Jefecillo Osgom, Roma se ríe de ti. El propio emperador cree que su sobrina podría sodomizar a tu personilla. Así mismo, tu patético pueblo no vencería a una niña ni en cinco años. ¡Roma os aplastará!. Severo te desprecia, Osgom el dao por culo.) - entiende el líder de los Caledonios.
- Tu mensaje es un insulto que los hombres de mi Tribu y mis vecinos sabremos apreciar. ¡Idos de aquí antes de que os mate!.
- ( Tu mensaje es un regalo para los míos. ¡Sed siempre bienvenidos, hermanos!). - está clarísimo para el gran Publio Cornelio Ralo.
Antes de partir para su recompensa en Londinium, Publio pensaba despedirse con un - adiós Osgan el Bienamado. Finalmente estimó más digno efectuar una leve reverencia y marcharse sin más. Es una pose sobria y a la par misteriosa que realza su dignidad.
Por el camino le fue traduciendo a su ahora amigo Tolaicea lo que se había dicho. El pobre había estado de convidado de piedra sin enterarse de nada.
- Estaba equivocado contigo. Eres el mayor diplomático que han visto los tiempos. - Hay incluso una sana envidia en su mirada. Pero no importa, ahora serán ricos y camaradas terratenientes. Podrán casarse con bellas mujeres ,e incluso si un día lejano así lo estipulan los dioses: morir de parto.
Al llegar a la altura de la muralla se cruzan con los Caledonios que habitualmente la cruzan cuando Publio está en la guarnición. Sonrientes le saludan:
- Adiós Publio, el BienAmado.
- Adiós, Adiós.

EPILOGO:
Nuestros amigos cobraron la recompensa y obtuvieron buenas propiedades cerca de York. Un incendio en Londinium hizo que se perdiera para la historia la identidad de los héroes de la embajada, pero para Publio el saber que ha sido uno de los mejores diplomáticos del mundo civilizado es suficiente recompensa.
Poco después, y por razones que se desconocen, ( algún mal embajador, sin duda) se desato una brutal guerra contra los Caledonios. Esto obligó a Severo a iniciar la construcción de otra muralla al Norte de la de Adriano para contener una ira que rozaba los inexplicable. ¡Bárbaros!.
Tres o cuatro años más tarde, el emperador enfermó y fue alojado en la villa de un rico propietario que no era otro que el gran Publio. Antes de morir Severo dijo: - Omnia fui, et nihil expedit (todo lo he sido y nada vale). Cerró los ojos, pero los abrió poco más tarde y aún añadió: - ¡Lástima de incendio!. ¿Quienes serían aquellos embajadores?. - Apretando los puños con gran fuerza antes de expirar. Publio tuvo tiempo para oír esto último y quería darse a conocer, pero muerto el emperador no quiso rebajarse y fardar ante la guardia pretoriana. - Aquí está el emperador yerto y ante vuestras narices su mejor embajador.

4 comentarios:

Southmac dijo...

Hostia puta, ¿has pensado en dedicarte a la historiografía? jajajja

PERCEBE dijo...

Pues casi está basado en hechos reales. El emperador Severo(creo que padre de Caracalla, eso le dijo su mujer...) murió en York unos tres años después de la guerra con los Caledonios(Escoceses) y parece ser que sus últimas palabras fueron las penúltimas de la historia. De algún modo tuvo que empezar el levantamiento escoto, ¿porqué no así?.

- Saludos, Sout, el bienamado. Es Groma...

PERCEBE dijo...

Muchas gracias kp. No se si aprovecharme, como soy un percebe igual me comes;)
Besos...con cuidao.

Southmac dijo...

Joder, la historia ha derivao en canibalismo, jajajaja