16.5.05

HABLANDO SE ENTIENDE LA GENTE



Sonia es deportista, corre por el parque con sus pantaloncitos cortos y camisetilla de tirantes. Los abuelitos llenan su disco duro con imágenes evocadoras de pecados inexplorados y los gilis con crisis de los cuarenta, chupan rueda detrás de ella. Siempre realiza los estiramientos en la parte más concurrida, donde las mamás y los papás están con los nenes tomando el sol. Los papás miran al suelo con cara de póker y las mamás la taladran con odio. Los días eran anodinos hasta que se topó con Pedro.
- Vamos a ver zorra, ¿ qué estás buscando ? - Pedro coloca sus manos en jarras y le dedica una mirada desafiante.
- ¿Qué dices imbécil? - responde con gran indignación.
- ¡Se me pone chula!. ¡A mi! - se dirige a un público cada vez más escaso. - Estoy aquí con mi mujer y viene el putón verbenero a enseñarnos el culo.
- Pedro, déjalo estar, - dice Marisa, su mujer - nos vamos y ...
- ¡Tu te callas!, tu te callas. Marisa no te metas que me encuentras. ¿Vale?, ¡¿Vale?!. - Marisa se calla, es prudente.
- Bueno, ¿qué?, ¿te gusto? - mira de arriba a abajo a Sonia.
- No estás mal, tienes un polvo. - le guiña un ojo.
- Pues haberlo dicho, cooñe. - se le acerca y le hecha la mano a la cintura. No pasan tres segundos y le empieza a magrear el culo.
- Pe... ¡Pedro!, ¿qué estás haciendo?- se sorprende Marisa.
- Pues nada, que le gusto. Anda, pírate vaca-burra. - le da un apasionado morreo a Sonia y le hace notar su hierro candente. - ¿En tu casa o en la mía, reina?.
- En la mía, mi torero, en la mía. - responde Sonia triunfal.
Y es que hablando se entiende la gente. Hay cosas que quedan inconclusas y sin resolución por la falta de diálogo. Pedro estaba hasta los cojones de la doña angustias de su mujer, se le presenta un putón impresionante y no puede con su rabia. Luego resulta que lo inaccesible se pone a huevo. ¿Cómo?, pues hablando, joder, hablando.
Sonia, cuya afición son los sacrificios humanos (cada uno se entretiene como quiere), casi no tiene esperanzas de encontrar una víctima propiciatoria. Pero, ¡mira!, un poquito de conversación y cae del cielo un cervatillo. Si habláramos más el mundo iría mejor.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Soy Kaperucita

Me encanto esta historia. Un besito

Anónimo dijo...

Eso explicas muchas cosas sobre el Parlamento.

PERCEBE dijo...

Hola doñas,besos a las dos. Un dia de estos tengo que hablar con Hechicero. ¡Qué abusón!.

Southmac dijo...

Pero, pero joder, Sonia era buena, ninfómana y solidaria. Seguro que Pedro el pardillo pasaba los mejores momentos de su vida antes de ser sacrificado. Yo creo que cuanto más se habla más confusión hay. Lo mejor es la acción, ya sabes, esos empujones, esos gritos, esas fricciones, jajaja