15.6.05

EL QUINTO JINETE-EPISODIO DOS


En una sesuda reunión de Guays de distintas nacionalidades celebrada en Toronto, la borrachera mental se desborda.
- ¡Deberíamos llevar la propuesta a la ONU! - Vocea exultante Jean Teval.
Jean Teval ha estudiado en Europa, en la Sorbona para ser más exactos. La Sorbona fue la primera Universidad de Teología de Europa, fue fundada en el siglo XIII por Robert du Sorbon. Hoy salen de allí eminentes teólogos en guaysología y estupandia.
La fría bruma del lago Ontario desciende sobre los asistentes a la peculiar reunión. Las meninges se contraen y la revelación tiene lugar.
- No podemos perder más tiempo, es justo y necesario. - Michelle Boutard está entusiasmada con la idea de Jean.
La idea es que se pague la deuda histórica por la esclavitud. Se supone que los descendientes de aquellos países en los que se aprovecharon del comercio de seres humanos, deberían pagar por ello. Es curioso que si, en teoría, la mayor o menor concentración de melanina , no debe ser motivo de discriminación, lo deba ser en ese sentido. Pero lo han decidió gentes muy listas que han estudiado en la Sorbona.
La consecuencia es clara, la “culpa se hereda”. Comentaba un escritor, no malo, por cierto, que los españoles son culpables de la opresión que sufrieron los indígenas. Hombre, este señor se hace un lío con los tiempos verbales, dice son cuando debería decir fueron. Y, ojo, no todos, que cada palo aguante su vela. El escritor en cuestión, colombiano, es descendiente de españoles, ergo serán los antepasados de su puta madre los opresores y no los míos que no estuvieron allí. Con que se pusiera de acuerdo con su amigo Fidel, en no joder a los habitantes actuales de diversos sitios de hispanoamérica, tendríamos bastante.

Una epidemia de Botulismo ha diezmado la ONU. El abuso del Botox como tratamiento estético ha hecho que muchos cargos de la venerable institución sean reemplazados. ¡Habemus nuevo Secretario General!.
En el reformado despacho, un gran hombre ( más bien chavalín), mira la vidriera con satisfacción. Los destellos multicolores de la sacra cristalera relajan el espíritu del mandatario, y es que el pato Donald queda muy bien en tonos azules y amarillos. La secretaria se acerca con una bandeja de “peditos de queso” y batido de chocolate.
- Eric, hijo, te traigo la merienda.
- ¡Jodé mamá!, no me llamez hijo. Zoy el Zecretario General del Mundo. Zi quierez hacer de Zecretaria tendraz que llamarme Zecretario General Cartman. - se cabrea el nuevo Secretario General de la ONU, Eric Cartman.
Eric no es de los que se conforman con tocar moqueta, no, no y no. Hará cosas, demostrará al mundo de lo que es capaz. Sobre la mesa hay una carta que no es otra cosa que las sesudas conclusiones del Club de Toronto sobre la esclavitud. Se reclina en su sillón, se coloca la gorra de leer y procede.
El tierno corazoncito de Eric se conmueve, no en vano, su amigo Paco el Flaco es como aquellos niñoz que arrancadoz de zus mamas fueron llevadoz al Nuevo Mundo por la fuerza.
El Consejo de Seguridad de la ONU se reúne por primera vez tras el desastre botulímico.
- ¡Zeñorez!, eztoy encabronado, muy encabronado. La ezclavitud ez una de laz peorez putadaz que existen. El Club de Toronto me ha abierto loz ojoz. Claro que elloz hablan de pagar con dinero pero yo digo: ¡ Pagarán con zangre!, pagarán lo que lez hicieron a los antepasadoz de Paco el flaco.
- ¡Fmju,fmju!- no puede estar más de acuerdo el presidente de EEUU, Kenny.
- Un ejercito de la ONU bajo mi zupervición arrasará a loz culpablez.
La moción se aprueba por mayoría. Eric es ecuánime y estudia el caso con atención, las cosas hay que hacerlas bien. Sólo él tiene el plan de acción. Empezarán por el principio. Ha estudiado mucho y por fin ha localizado a los descendientes de aquellos que vendieron a los primeros esclavos que llegaron a EEUU. Si hay que dar ejemplo, primero en casa que hay mucho listo que si no va murmurando que si favoritismos que si pollas. Hay que ser implacable.
Las tropas embarcan en Nueva York y la gente se pregunta por que, si el Secretario General ha dicho que va a comenzar por aquellos que vendieron a los primeros esclavos que llegaron a América.
El Mariscal Cartman ha trazado la ruta y las fuerzas de la ONU desembarcan en Freetown: Sierra Leona. Los africanos miran con asombro a la fuerza multinacional.
La columna blindada llega a los suburbios , allí viven los más pobres de la ciudad. Del carro de combate que encabeza la expedición bajan Eric Cartman y el Profesor Nefasto. Le toman una muestra de ADN a un niño escuálido que agoniza, o lo parece, en el porche de una caseta.
- No cabe duda - dice Nefasto - , coincide con el mechón de pelo que Kunta Kinte le arranco a uno de sus captores. Estos lo vendieron a los portugueses por cuatro baratijas.
- Bueeeno. Como eztoz piojozos zon tan promizcuoz seguro que toda Zierra Leona zon familia. ¡Oficial Barbredy!, ya zabez lo que hay que hacer. ¡Arrazemos Freetown!.
Las bombas de fragmentación convierten la ciudad en un lago de llamas. El Secretario General de la ONU, henchido de orgullo, se dirige a la prensa internacional:
- Ziudadanos, como prezidente del Mundo me enorgullezco al informarlez de que loz hijoz, de loz hijoz, de loz hijoz,etz que vendieron como esclavoz a los primeroz que llegaron a América, han sido aniquiladoz. No habrá piedaz.
- Aquí no hay nada que ver - le dice el oficial Barbredy a un cámara que filma la desolación de la capital de Sierra Leona.

El pobre Eric Cartman no ha entendido nada, el hecho de que africanos vendieran a otros africanos a los europeos, no significa que los pobres descendientes de hoy sean culpables. El club de Toronto se refiere a los blancos. Como todo el mundo sabe, discriminar a alguien por la cantidad de melanina de su piel es racismo, siempre y cuando no interfiera con la política de los Guays y Greenpeace. En determinados casos es lícito repartir el gen de la culpa en función del aspecto físico o cualquier cosa sicalíptica que se le ocurra al moderno de turno.

Epílogo:
La indignación mundial fue de la leche. Asociaciones progresistas junto a miembros de la Yihad recaudaron fondos para detener a Eric Cartman. Este se dirigía a Sudan, foco ancestral ( y presente ) de la trata de esclavos para darle lo suyo. Por fin, la coalición anti-Eric se hizo con una ojiva nuclear que lanzaron a las fuerzas de la ONU cuando se aproximaban a Jartún.

En la Casa Blanca, el asesor del Presidente Kenny dice:
-¡ Dios mio! , han matado a Eric.
- ¡fmifo fe fufa!,¡ju, ju,ju! grita el presidente.

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