25.6.05

TIERRA NUESTRA


Es una región boscosa de un país norteño. Elga tiene doce años y vive con su tía Antia. La aldea más cercana dista seis kilómetros y tiene que recorrerlos sola, a través de senderos sin desbrozar, para ir a la escuela.
Su tía es curandera y suele recibir visitas con bastante frecuencia. En ellas ofrece su arte por unas pocas monedas. De todos modos, tienen lo bastante para sobrevivir. Las cosas mejoraron enormemente para las dos, cuando murieron sus padres de un mal viento. Se llevan muy bien y Antia permite que Elga tenga una educación; tal vez un día en la capital llegue a ser alguien.
Se levantan temprano para ordeñar a la vaca y cuidar a los animales: unos pocos conejos y gallinas. El huerto no se usa en invierno, pero los lugareños les proveen de lo justo a cambio de los conocimientos de Antia. La niña quería seguir sus pasos pero su tía le convenció para que estudiara.
- Adiós tía, me voy a clase. - por su gastada cartera asoma un libro de geografía e historia de la Tierra Nuestra.
- Ten cuidado y procura llegar a casa antes de que anochezca. - Le hace un gesto con la mano como despedida.
En la puerta hay una pareja de campesinos que deben requerir los oficios de Antia. La mujer mira a su marido con un odio que atraviesa el acero. La niña se aparta y los ve entrar en la casa. El hombre va delante y camina como un pato, como si montara a caballo; su señora, por detrás, aprieta los puños volviendo blancos sus nudillos.
No le suele durar más de una hora su recorrido. Es ágil y fuerte, es montañesa.
El arroyo cercano a la aldea tiene placas de hielo y junto al vado se ve en ellas un gran socavón, como si alguien muy grande y muy torpe se hubiera caído.
Ya se divisa la cúpula del Centro Sagrado, donde se rinde pleitesía a la creación, las cosechas, la vida, la muerte y el linaje. El colegio está enfrente del sacro lugar, en la plaza de la Tierra Nuestra.
- Hoy tenemos un niño nuevo con nosotros. - Anuncia la maestra con una gran sonrisa.
- Se llama Erim y es de otra capital, no de la de casa. No sabe hablar nuestro idioma, habla el idioma de fuera. - Hace una pausa para que todos comprendan.
Por lo tanto - continúa - debéis tener paciencia con él y ayudarle.
Elga sabe, que tanto su tía, como bastantes chicos del pueblo, conocen la lengua del nuevo. A ella se la intentó enseñar su padre por si algún día tenía que ir a trabajar lejos, con los otros. Nunca prestó atención, para ella, lejos es ya su propia capital, ¿para qué demonios querría nadie ir más alla de la santa Tierra Nuestra y su linaje?. Bueno, su padre, según su parecer, siempre fue un idiota. Menos mal que se lo llevo un mal viento. El niño Erim también le parece imbécil, ¿ qué se le habrá perdido por la Tierra Nuestra ?; basta mirar su cráneo para ver que es braquicéfalo y no un grácil y noble dolicocéfalo.
En el recreo sorprende a Vor hablando con Erim en su lengua. Vor es el hijo de un agricultor, que dicho sea de paso , tontea no sólo con los de la capital si no con los de fuera. Si, con aquellos que que han traído a la Tierra Nuestra al papá del niñato de mierda con vete a saber que propósitos. El hecho de que sea joven no significa que no se entere de nada. Los de fuera son un mal asunto, pero peor todavía son aquellos de más fuera.
Agarra una piedra y la lanza contra la cabeza de Vor. El muchacho se lleva la mano a su frente y al verla llena de sangre se enfurece y le grita:
- ¡Elga!, ¡eres una pedazo de cabra!.
- Vaya, vuelves a ser persona, se te entiende lo que dices.
Otros niños se acercan y se colocan detrás de ella; le respaldan.
- La maestra dijo que lo ayudáramos. - responde Vor a modo de disculpa encogiéndose de hombros.
- La maestra tiene que tener más cuidado, sus viajes a la capital la vuelven gilipollas. - dice uno.
- ¿Hacemos un dulce? - pregunta Elga con tono travieso.
Los chavales se entusiasman con la idea, sobre todo Coma; la niña pecosa que suele ser centro de todos los chistes.
Vor, para hacer méritos, junto con otro muchachote, salta la verja para ir a saquear la miel que guarda el viejo Cutto en su despensa. Como es mayor no se entera de nada. Es sordo como una piedra y no los oye entrar en su casa. Es una suerte que en la Tierra Nuestra nadie cierre las puertas con llave. ¿Para qué?, aquí nos conocemos todos.
Mientras tanto, en el patio del colegio, los chavales le han hecho corro a Erim.
Dan vueltas a su alrededor como si fueran depredadores. La maestra se asoma por la ventana y piensa: -”Bien, parece que se adaptan. Están jugando con el chico”.
Cuando Vor y el otro vuelven, rodean a Erim por completo. Dentro del circulo, el asustado niño no sabe de que va el asunto. Con Elga a al cabeza, se abalanzan sobre él y le arrancan la ropa.
- Mira Elga, no tiene pelitos, parece más niña que niño - se congracia Vor.
- Y además está mal hecho, pero no me extraña, viniendo de donde viene. - Añade ella.
Erim está aterrorizado. Cada una de sus extremidades es sujetada por uno de los crueles compañeros. Parece una pieza de caza que fueran a destripar. Le embadurnan con la miel todo el cuerpo y lo rebozan con la arena del patio. Una vez terminada la faena, vuelven a formar corro y giran en torno a él con una canción monótona y recurrente. Algunas de las niñas sueltan agudos alaridos sacando la lengua como serpientes.
La maestra sale al patio. Va a protestar pero recuerda perfectamente lo que es un dulce. No, mejor callar, conoce el asunto y tiene miedo. Mañana hablará con el padre del muchacho.

En la casa móvil de Urbon las luces están encendidas, aunque ya despunta el alba. La maestra ha madrugado para hablar con el padre de Erim antes de que comiencen las clases.
-Buenos días, señor Urbon. - la profesora lo dice sonriendo, pero la cara pétrea del ingeniero se la corta como la nata.
- No hace falta que me diga nada. No me va a convencer. Fue una mala idea traer aquí al chico. Hoy mismo volverá con su madre. - Urbon levanta la mano como diciendo: - “ y cualquier cosa que diga no va a cambiar las cosas”.
- Eso precisamente es lo que le quería decir: que no va a ser posible.
- Entiendo... Le invitaría a pasar, pero las patrullas de trabajo y gran parte del material no tardarán en llegar. De verdad, no es descortesía. Por desgracia estaremos cerca de un año hasta que terminen las obras. Si viene este fin de semana podríamos tomar algo, creo que no hay muchas diversiones por aquí. Bueno - a pesar de todo se sonríe - , una de ellas la conoce mi hijo Erim.
Esta vez la maestra le devuelve el gesto. Le saluda con la mano y girando sobre sus pies se aleja. Cuando ha caminado tres pasos se vuelve.
- ¿Señor Urbon?
- Digame - No termina de cerrar la puerta y la vuelve a abrir.
- ¡Dense prisa en construir el espaciopuerto!, ¡Dense prisa en barrer del mapa esta puta Tierra Nuestra de mierda!. Supongo que la aldea será trasladada a la civilización. Estoy deseando ver a turistas de Tau Ceti, de Sirio, de ... - Su entusiasmo es cortado por el ingeniero Urbon.
- Calma, calma. El Consejo Federal de Mundos obliga a preservar los Eco-Sistemas. Me temo que esta gente, salvo luces nocturnas, no va a ver nada más. De hecho haremos un subterráneo que lleve a los turistas directamente a la capital. El Consejo es muy tajante en ese asunto.
- ¡Putos Guays! - dice la maestra con desprecio.
- ¿Cómo?, ¿Qué significa Guay? -
- Nada, no lo sé, es una frase que decía el retatarabuelo de mi abuelo.

1 comentario:

PERCEBE dijo...

¡Hola kp!. Molan tus comics, ¿ande los sacas?.
Besotes.